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¿Que nos sucede cuando morimos? ¿porque permite Dios el sufrimiento?

-----------¿Hay vida después de la muerte?----------------

“Existe esperanza hasta para un árbol. Si es cortado, todavía brota de nuevo [...]. Si un hombre físicamente capacitado muere, ¿puede volver a vivir?”—Moisés, profeta de la antigüedad.

EN UNA funeraria de la ciudad de Nueva York, amigos y parientes desfilan silenciosos ante el ataúd abierto para contemplar el cadáver del joven de 17 años. Sus compañeros de escuela casi no lo reconocen. La quimioterapia le provocó la caída del pelo y el cáncer le hizo perder peso. ¿Es posible que ese sea su amigo? Hace apenas unos meses, rebosaba de ideas, de preguntas, de energía, de vida. La acongojada madre del joven trata de hallar esperanza y consuelo en la idea de que, de algún modo, su hijo sigue viviendo. Repite una y otra vez entre sollozos lo que le han enseñado: “Tommy es más feliz ahora. Dios quería que estuviera con él en el cielo”.

La idea penetra en las religiones orientales

“Siempre pensé que la inmortalidad del alma era una verdad universalmente aceptada, así que me sorprendí mucho al enterarme de que algunos grandes cerebros de Oriente y de Occidente han combatido con fervor la creencia. Ahora me pregunto cómo se introdujo en la conciencia hindú la noción de la inmortalidad.”—Estudiante universitario de crianza hindú.

¿CÓMO se introdujo en el hinduismo y en otras religiones orientales la idea de que el hombre tiene un alma inmortal? La pregunta reviste interés aun para los occidentales que no conozcan muy bien estas religiones, pues la creencia afecta a la visión que todos tenemos del futuro. Como la enseñanza de la inmortalidad humana es un denominador común de la mayoría de las religiones actuales, saber cómo evolucionó el concepto puede fomentar una mejor comprensión y comunicación.

2 Ninian Smart, profesor de estudios religiosos de la Universidad de Lancaster (Gran Bretaña), señala: “El centro de influencia religiosa más importante de Asia fue la India. No solamente porque la India en sí diera origen a diversas fes —hinduismo, budismo, jainismo, sijismo, etc.—, sino porque una de estas, el budismo, llegó a ejercer una enorme influencia en la cultura de prácticamente toda Asia oriental”. Muchas culturas que recibieron tal influjo “todavía consideran a la India su patria espiritual”, dice el erudito hindú Nikhilananda. ¿Cómo se infiltró, entonces, en la India y en otras partes de Asia la enseñanza de la inmortalidad?

La enseñanza hindú de la reencarnación

3 En el siglo VI a.E.C., mientras Pitágoras y sus discípulos abogaban en Grecia por la teoría de la transmigración de las almas, los sabios hindúes de las riberas del Indo y el Ganges, en la India, desarrollaban el mismo concepto. La aparición simultánea de esta creencia “en el mundo griego y en la India difícilmente pudo haber sido fortuita”, dice el historiador Arnold Toynbee. “Una posible fuente común [de influencia] —indica Toynbee— es la sociedad nómada euroasiática, la cual en los siglos VIII y VII a.C. había descendido a la India, Asia sudoccidental, las estepas de la costa norte del mar Negro y la península de los Balcanes y la de Anatolia.” Las tribus euroasiáticas que emigraron a la India aparentemente llevaron consigo la idea de la transmigración.

4 El hinduismo se había originado en la India mucho antes, con la llegada de los arios en torno al año 1500 a.E.C. Desde su mismo inicio, esta religión sostenía que el alma era distinta del cuerpo y que sobrevivía a la muerte. Los hindúes, por consiguiente, practicaban el culto a los antepasados y dejaban comida para que las almas de sus difuntos la consumieran. Siglos después, cuando la idea de la transmigración de las almas llegó a la India, debió atraer a los sabios hindúes que trataban de explicar el problema universal del mal y del sufrimiento humano. Combinando esta creencia con lo que se llama la ley del karma, la ley de causa y efecto, los sabios hindúes concibieron la doctrina de la reencarnación, según la cual los méritos y deméritos de una vida eran recompensados o castigados en la siguiente.

5 Pero hubo otra idea que influyó en la enseñanza hindú del alma. “Parece que en el momento de la elaboración de la teoría de la transmigración y el karma, o incluso antes —dice la Encyclopædia of Religion and Ethics—, otro concepto [...] estaba tomando forma en un círculo intelectual reducido del norte de la India: el concepto filosófico del brahmán-atman [el brahmán absoluto y eterno, la realidad suprema].” Esta idea se fusionó con la teoría de la reencarnación para definir la meta final de los hindúes: la liberación del ciclo de transmigración a fin de unirse a la realidad suprema. Los hindúes creen que dicho objetivo se alcanza esforzándose por tener una conducta socialmente aceptable y un conocimiento especial del pensamiento hindú.

6 Así pues, los sabios hindúes elaboraron la doctrina de la reencarnación mezclando la idea de la transmigración de las almas con la ley del karma y el concepto del brahmán. El poeta Octavio Paz, premio Nobel y anterior embajador de México en la India, escribe: “Al extenderse el hinduismo, se extendió también [...] una idea que es el eje del brahmanismo, el budismo y otras religiones de los pueblos asiáticos: la metempsicosis, la transmigración de las almas a través de sucesivas existencias”.

7 La doctrina de la reencarnación es el pilar del hinduismo actual. El filósofo hindú Nikhilananda dice: “Todo buen hindú está convencido de que la inmortalidad no es prerrogativa de una minoría escogida, sino que es un derecho natural de todos”.

El ciclo de renacimientos del budismo

8 El budismo se originó en la India alrededor del año 500 a.E.C. Según la tradición budista, su fundador fue un príncipe indio de nombre Siddhartha Gautama, que llegó a ser conocido como Buda después de recibir la iluminación. Puesto que surgió del hinduismo, sus doctrinas se asemejan a las de esta religión en ciertos aspectos. El budismo enseña que la existencia es un ciclo continuo de renacimiento y muerte, y que, tal como afirma el hinduismo, la situación del individuo en la vida presente está determinada por sus hechos en la vida anterior.

9 Pero el budismo no explica la existencia en términos de un alma personal que subsiste después de la muerte. “[Buda] solo vio en la psique humana una serie efímera de estados psicológicos discontinuos que se mantienen unidos únicamente por el deseo”, observó Arnold Toynbee. No obstante, Buda creía que algo, un estado o una fuerza, pasaba de una vida a otra. El doctor Walpola Rahula, erudito budista, explica:

10 “Un ser no es más que una combinación de fuerzas o energías físicas y mentales. Lo que llamamos muerte es el cese total del funcionamiento del cuerpo físico. ¿Se detienen por completo todas estas fuerzas o energías al dejar de funcionar el cuerpo? El budismo responde: ‘No’. La voluntad, la volición, el deseo, el ansia de existir, de perdurar, de volver a ser una y otra vez, es una fuerza tremenda que mueve vidas enteras, existencias enteras, que mueve incluso el mundo entero. Esta es la mayor fuerza, la mayor energía del mundo. Según el budismo, esta fuerza no se detiene cuando el cuerpo deja de funcionar, es decir, cuando muere, sino que sigue manifestándose en otra forma, lo cual ocasiona una reexistencia, llamada renacimiento.”

11 La noción budista del más allá es la siguiente: La existencia es eterna, a menos que el individuo alcance la meta final del nirvana, la liberación del ciclo de renacimientos. El nirvana no es un estado de dicha eterna ni de integración en la realidad suprema. Es simplemente un estado de no existencia, el “lugar sin muerte” más allá de la existencia individual. El libro Las religiones del mundo lo define como “una condición que elimina cualquier renacimiento futuro, la extinción de todo deseo, la liberación final del sufrimiento”. A los budistas no se les insta a buscar la inmortalidad, sino a trascenderla alcanzando el nirvana.

12 Al difundirse por diferentes lugares de Asia, el budismo modificó sus enseñanzas para adaptarse a las creencias locales. Por ejemplo, el budismo mahayana, la forma prevaleciente en China y Japón, tiene el concepto de los bodhisatvas celestes, o Budas futuros. Los bodhisatvas aplazan su entrada en el nirvana durante un número indefinido de vidas a fin de servir a los demás y ayudarles a llegar a dicho estado. De modo que se puede optar por continuar en el ciclo de renacimientos aun después de llegar al umbral del nirvana.

13 Otro ajuste que tuvo una gran influencia en China y Japón fue la doctrina de la Tierra Pura del Oeste, creada por el Buda Amithaba, o Amida. Los que invocan con fe el nombre de este Buda renacen en la Tierra Pura, o paraíso, donde las condiciones son más propicias para alcanzar la iluminación final. ¿Qué consecuencias tuvo esta enseñanza? El profesor Smart, mencionado antes, explica: “No es extraño que las maravillas del paraíso, descritas vívidamente en algunas obras mahayanas, acabaran por sustituir al nirvana en la imaginación popular y se convirtieran en la meta suprema”.

14 El budismo tibetano incorpora otros elementos locales. Por ejemplo, el libro tibetano de los muertos describe la suerte de un individuo en el estado intermedio antes de renacer. Explica que los muertos son expuestos a la luz intensa de la realidad suprema, y los que no la soportan no ganan la liberación, sino que renacen. Está claro que el budismo en sus diversas formas transmite la idea de la inmortalidad.

El culto a los antepasados del sintoísmo japonés

15 En Japón ya había religión antes de la llegada del budismo, en el siglo VI a.E.C. Era una religión sin nombre que consistía en creencias relacionadas con la moral y las costumbres populares. Sin embargo, con la introducción del budismo se planteó la necesidad de distinguir la religión japonesa de la extranjera. Así surgió la designación shinto (“el camino de los dioses”), de la que se deriva el término sintoísmo.

16 ¿Qué enseñaba el sintoísmo primitivo respecto al más allá? Con el inicio del cultivo del arroz en terrenos pantanosos, “fue necesario tener comunidades bien organizadas y estables —explica la Kodansha Encyclopedia of Japan—, y se desarrollaron ritos agrícolas que después desempeñaron un papel importante en el sintoísmo”. El temor a las almas de los difuntos llevó a aquel pueblo antiguo a concebir ritos para apaciguarlas, que acabaron convirtiéndose en culto a los espíritus ancestrales.

17 Según la creencia sintoísta, el alma que “parte” retiene su personalidad, pero está manchada a causa de la muerte. Cuando los dolientes realizan ritos conmemorativos, el alma se purifica hasta el punto de librarse de toda maldad, y adquiere un carácter apacible y benévolo. Finalmente, el espíritu ancestral se eleva a la posición de deidad ancestral, o guardián. Al coexistir con el budismo, el sintoísmo incorporó ciertas enseñanzas de aquel, como la doctrina del paraíso. Así pues, la creencia en la inmortalidad es fundamental en el sintoísmo.

La inmortalidad en el taoísmo, el culto a los antepasados en el confucianismo

18 El taoísmo fue fundado por Lao-tse, que se supone vivió en China en el siglo VI a.E.C. El objetivo de la vida, dice el taoísmo, es armonizar la actividad humana con el Tao, el camino de la naturaleza. El pensamiento taoísta respecto a la inmortalidad puede resumirse del siguiente modo: El Tao es el principio regidor del universo. No tiene ni principio ni fin. El individuo que vive de acuerdo con el Tao participa en él y se vuelve eterno.

19 En su afán de alcanzar la unidad con la naturaleza, a los taoístas llegó a interesarles mucho la perpetuidad y el poder de recuperación de esta. Especularon que viviendo en armonía con el Tao, o el camino de la naturaleza, tal vez se podía de algún modo descubrir los secretos de esta y hacerse inmune al daño físico, la enfermedad e incluso la muerte.

20 Los taoístas se pusieron a probar varias técnicas, como la meditación, los ejercicios respiratorios y la dietética, que supuestamente retardaban el deterioro corporal y la muerte. Enseguida empezaron a circular leyendas sobre inmortales que volaban montados en las nubes, aparecían y desaparecían a voluntad y vivían una infinidad de años en montañas sagradas o islas remotas, sustentados por el rocío o por frutas mágicas. Según una crónica china, en el año 219 a.E.C., un emperador de la dinastía Tsin llamado Shih Huang Ti envió una flota con 3.000 niños y niñas en busca de la legendaria isla de P’eng-lai, la morada de los inmortales, donde se hallaba la planta de la inmortalidad. Está de más decir que no regresaron con el elixir.

21 La búsqueda de la vida eterna llevó a los taoístas a experimentar con píldoras de la inmortalidad preparadas mediante la alquimia. Según el parecer taoísta, la vida es el resultado de la combinación de las fuerzas opuestas yin y yang (femenina y masculina). Así, al fundir el plomo (oscuro, o yin) y el mercurio (brillante, o yang), los alquimistas imitaban el proceso de la naturaleza, y pensaban que el producto sería una píldora de la inmortalidad.

22 En el siglo VII E.C., el budismo se infiltró en la vida religiosa china. El resultado fue una amalgama de elementos del budismo, espiritismo y culto a los antepasados. “Tanto el budismo como el taoísmo —dice el profesor Smart— dieron forma y sustancia a creencias sobre la vida después de la muerte que no estaban muy perfiladas en la antigua adoración china a los antepasados.”

23 Confucio, otro sabio chino prominente del siglo VI a.E.C., cuya filosofía constituyó la base del confucianismo, no hizo muchos comentarios sobre el más allá. Subrayó, más bien, la importancia de la bondad y de la conducta socialmente aceptable. Pero favorecía el culto a los antepasados y recalcó mucho la observancia de los ritos y ceremonias relacionados con los espíritus de los difuntos.

Otras religiones orientales

24 El jainismo surgió en la India en el siglo VI a.E.C. Su fundador, Mahavira, enseñó que todo ser vivo tiene un alma eterna y que solo se puede liberar a esta del cautiverio al karma mediante abnegación y autodisciplina extremadas, así como la aplicación rígida de la no violencia para con todas las criaturas. Los jainas mantienen estas creencias hasta el día de hoy.

25 La India también es el lugar de origen del sijismo, religión practicada por 19.000.000 de personas. Este nació en el siglo XVI, cuando el gurú Nanak decidió formar una religión fusionando lo mejor del hinduismo y del islam. El sijismo adoptó las doctrinas hindúes de la inmortalidad del alma, la reencarnación y el karma.

26 Está claro que la creencia en la prolongación de la vida tras la muerte del cuerpo es parte integrante de casi todas las religiones orientales. Pero, ¿qué puede decirse de la cristiandad, el judaísmo y el islam?

La idea penetra en el judaísmo, la cristiandad y el islam

“La religión es, entre otras cosas, un medio para que la gente se resigne al hecho de que algún día ha de morir, ya sea prometiéndole que tendrá una vida mejor después de la muerte, que renacerá, o ambas cosas.”—Gerhard Herm, escritor alemán.

CASI todas las religiones que hacen promesas sobre una vida en el más allá se basan en la creencia de que el hombre tiene un alma inmortal que al morir viaja a otro mundo o transmigra a otra criatura. Como se indicó en la sección precedente, la idea de la inmortalidad humana ha sido parte integrante de las religiones orientales desde sus comienzos. Pero, ¿qué puede decirse del judaísmo, la cristiandad y el islam? ¿Cómo se convirtió la inmortalidad del alma en una enseñanza fundamental de estas religiones?

El judaísmo absorbe conceptos griegos

2 El origen del judaísmo se remonta unos cuatro mil años hasta Abrahán. Los escritos sagrados hebreos empezaron a redactarse en el siglo XVI a.E.C., y se completaron para la época en la que Sócrates y Platón daban forma a la teoría de la inmortalidad del alma. ¿Enseñaban esta doctrina las Escrituras Hebreas?

3 La Encyclopaedia Judaica responde: “Fue en el período posbíblico cuando arraigó una creencia clara y firme en la inmortalidad del alma [...] y se convirtió en un pilar de las fes judía y cristiana”. También afirma: “En tiempos bíblicos se veía a la persona como un todo. Así pues, no había una distinción marcada entre el alma y el cuerpo”. Los primeros judíos creían en la resurrección de los muertos, lo cual “ha de diferenciarse de la creencia en [...] la inmortalidad del alma”, señala dicha enciclopedia.

4 Entonces, ¿cómo se convirtió la doctrina en “un pilar” del judaísmo? La historia nos da la contestación. En el año 332 a.E.C., Alejandro Magno conquistó gran parte del Oriente Medio en una campaña relámpago. A su llegada a Jerusalén, los judíos lo recibieron con los brazos abiertos. Según el historiador judío del siglo I Flavio Josefo, incluso le mostraron la profecía del libro de Daniel, escrito más de doscientos años antes, que describía claramente las conquistas de Alejandro en el papel de “rey de Grecia” (Daniel 8:5-8, 21). Sus sucesores siguieron adelante con su plan de helenización, inculcando en todo el imperio el idioma, la cultura y la filosofía de Grecia. Por consiguiente, era inevitable que se produjera una fusión de las dos culturas, la griega y la judía.

5 A principios del siglo III a.E.C. se empezó la primera traducción de las Escrituras Hebreas al griego, llamada la Septuaginta. Gracias a esta, muchos gentiles llegaron a respetar la religión judía y a conocerla bien. Algunos hasta se convirtieron. Los judíos, por su parte, se iban familiarizando con el pensamiento griego, y algunos se hicieron filósofos, lo cual era enteramente nuevo para ellos. Uno de tales filósofos judíos fue Filón de Alejandría, del siglo I E.C.

6 Filón, que reverenciaba a Platón, intentó explicar el judaísmo desde el punto de vista de la filosofía griega. “Filón, al crear una síntesis única de filosofía platónica y tradición bíblica —dice el libro Historia del Cielo—, dejó el terreno abonado para los pensadores cristianos [y judíos] posteriores.” ¿Y qué pensaba Filón del alma? El libro prosigue: “Para él, la muerte devuelve al alma a su estado originario, en el que se encontraba antes del nacimiento. Dado que el alma pertenece al mundo espiritual, la vida encarnada en un cuerpo no es sino un episodio breve y, a menudo, desafortunado”. Otros pensadores judíos que creían en la inmortalidad del alma fueron el conocido físico del siglo X Isaac Israeli y el filósofo alemán del siglo XVIII Moses Mendelssohn.

7 Otro libro que ha influido mucho en el pensamiento y la vida judíos es el Talmud, que constituye un resumen escrito, con comentarios y explicaciones posteriores, de la llamada ley oral, recopilada por rabinos desde el siglo II E.C. hasta entrada la Edad Media. “Los rabinos del Talmud —dice la Encyclopaedia Judaica— creían que la existencia del alma se prolongaba más allá de la muerte.” El Talmud habla incluso de que los muertos se ponen en comunicación con los vivos. La Encyclopædia of Religion and Ethics indica: “La creencia [de los rabinos] en la preexistencia de las almas probablemente se debía a la influencia del platonismo”.

8 La Cábala, conjunto de escritos místicos del judaísmo posterior, llega al extremo de enseñar la reencarnación. Con relación a esta doctrina, la obra judía The New Standard Jewish Encyclopedia afirma: “Parece ser que la idea se originó en la India. [...] En la Cábala surge primero en el libro Bahir, y luego, a partir del Zohar, fue aceptada habitualmente por los místicos y desempeñó un papel importante en las creencias y literatura hasídicas”. En el Israel actual, la reencarnación se reconoce generalmente como una enseñanza judía.

9 De modo que la idea de la inmortalidad del alma penetró en el judaísmo por influencia de la filosofía griega, y la mayoría de sus ramas aceptan el concepto. ¿Qué puede decirse sobre la introducción de la enseñanza en la cristiandad?

La cristiandad adopta los pensamientos platónicos

10 El cristianismo auténtico comenzó con Cristo Jesús. Miguel de Unamuno, destacado erudito español del siglo XX, escribió respecto a Jesús: “Creía acaso en la resurrección de la carne, a la manera judaica, no en la inmortalidad del alma, a la manera platónica [...]. Las pruebas de esto pueden verse en cualquier libro de exégesis honrada”. Unamuno concluyó: “La inmortalidad del alma [...] es un dogma filosófico pagano”.

11 ¿Cuándo y cómo se infiltró este “dogma filosófico pagano” en el cristianismo? The New Encyclopædia Britannica señala: “Desde mediados del siglo II d.C., los cristianos que habían recibido cierta educación en la filosofía griega empezaron a sentir la necesidad de expresar su fe en los términos de esta, tanto para su propia satisfacción intelectual como para convertir a los paganos cultos. La filosofía que más les convino fue el platonismo”.

12 Hubo dos de tales primeros filósofos que tuvieron una gran incidencia en las doctrinas de la cristiandad: Orígenes de Alejandría (c. 185-254 E.C.) y Agustín de Hipona (354-430 E.C.). La New Catholic Encyclopedia dice de ellos: “Solo con Orígenes en Oriente y san Agustín en Occidente se estableció que el alma es una sustancia espiritual y se formó un concepto filosófico de su naturaleza”. ¿Sobre qué base formaron Orígenes y Agustín sus conceptos del alma?

13 Orígenes era discípulo de Clemente de Alejandría, “el primero de los Padres que adoptó de forma explícita la tradición griega del alma”, según la New Catholic Encyclopedia. Las ideas platónicas sobre el alma debieron de influir mucho en Orígenes. “[Orígenes] convirtió en dogma cristiano todo el conjunto de enseñanzas relativas al alma, que tomó de Platón”, indicó el teólogo Werner Jaeger en la publicación The Harvard Theological Review.

14 A Agustín se le considera en algunos sectores de la cristiandad el mayor pensador del mundo antiguo. Antes de convertirse al “cristianismo”, a la edad de 33 años, Agustín se interesaba mucho en la filosofía y se había hecho neoplatónico. Tras su conversión, mantuvo sus ideas neoplatónicas. The New Encyclopædia Britannica dice de él: “Su mente fue el crisol en el que la religión del Nuevo Testamento se fusionó por completo con la tradición platónica de la filosofía griega”. La New Catholic Encyclopedia admite que la “doctrina [agustiniana del alma], que prevaleció en Occidente hasta finales del siglo XII, le debía mucho [...] al neoplatonismo”.

15 En el siglo XIII, las enseñanzas de Aristóteles ganaban popularidad en Europa, debido en gran parte a la difusión en latín de las obras de doctos árabes que habían comentado extensamente los escritos de aquel filósofo. El pensamiento aristotélico impactó al erudito católico Tomás de Aquino, y las obras de este lograron que las ideas de Aristóteles tuvieran mayor repercusión en las doctrinas de la Iglesia que las ideas de Platón. Pero esta tendencia no afectó al concepto de la inmortalidad del alma.

16 Aristóteles enseñó que el alma estaba inseparablemente unida al cuerpo y que su existencia individual no continuaba después de la muerte. También afirmó que si algo eterno existía en el hombre, era un intelecto abstracto e impersonal. Tal modo de entender el alma no armonizaba con la creencia de la Iglesia en almas personales que sobreviven a la muerte. En consecuencia, Tomás de Aquino modificó el concepto aristotélico del alma y aseveró que su inmortalidad puede probarse con la razón. De manera que la creencia de la Iglesia en la inmortalidad del alma siguió intacta.

17 En los siglos XIV y XV, a comienzos del Renacimiento, resurgió el interés en Platón. La célebre familia italiana de los Médicis incluso contribuyó a la fundación de una academia en Florencia para promover el estudio de la doctrina del filósofo. Durante los siglos XVI y XVII menguó el interés en Aristóteles. Y la Reforma, que tuvo lugar en el siglo XVI, no introdujo ningún cambio en la enseñanza del alma. Aunque los reformadores protestantes disentían en la doctrina del purgatorio, aceptaron la idea del castigo o la recompensa eternos.

18 De ahí que la enseñanza de la inmortalidad del alma esté presente en la mayoría de las confesiones de la cristiandad. Un filósofo estadounidense escribió al respecto: “De hecho, la religión, para la gran mayoría de los occidentales, significa inmortalidad, y nada más. Dios es el originador de la inmortalidad”.

La inmortalidad y el islam

19 El islam se originó con el llamamiento de Mahoma para ser profeta a la edad aproximada de 40 años. Los musulmanes creen por lo general que recibió revelaciones durante un período de unos veinte a veintitrés años, desde alrededor de 610 E.C. hasta su muerte, en 632 E.C. Estas revelaciones están consignadas en el Corán, el libro sagrado de los musulmanes. Para cuando surgió el islam, en el judaísmo y la cristiandad ya se había infiltrado el concepto platónico del alma.

20 Los musulmanes creen que su fe es la culminación de las revelaciones dadas a los hebreos y cristianos fieles de la antigüedad. El Corán cita tanto de las Escrituras Hebreas como de las Griegas, pero en la doctrina de la inmortalidad del alma discrepa de ellas. El Corán enseña que el hombre tiene un alma que sigue viviendo tras la muerte. También habla de una resurrección de los muertos, un día de juicio y el destino final del alma: o vida en un jardín paradisíaco celestial, o castigo en un infierno ardiente.

21 Los seguidores del islam creen que el alma del difunto va al barzakh (“barrera”), término que designa el “tiempo intermedio entre la hora de la muerte y la hora de la resurrección” y el “lugar tal que quien lo alcanza no puede ya retornar a la vida terrena” (sura 23:99, 100; El Corán, edición de Julio Cortés, nota). Allí el alma está consciente, sufriendo castigo si la persona fue impía, o disfrutando de felicidad si fue fiel. Pero los fieles también tienen que experimentar algún tormento debido a los pocos pecados que cometieron durante su vida. En el día del juicio, cada uno se encara con su destino eterno, que pone fin a este estado intermedio.

22 La idea de la inmortalidad del alma apareció en el judaísmo y en la cristiandad a través del platonismo, pero en el islam, el concepto ya existía desde un principio. Esto no significa que los eruditos árabes no intentaran conciliar las enseñanzas islámicas con la filosofía griega. De hecho, la obra de Aristóteles influyó mucho en el mundo árabe. Y destacados filósofos árabes, como Avicena y Averroes, comentaron extensamente el pensamiento aristotélico. No obstante, al tratar de armonizar los conceptos griegos con la enseñanza musulmana del alma, llegaron a teorías distintas. Por ejemplo, Avicena afirmó que el alma personal es inmortal, mientras que Averroes refutó esa idea. Prescindiendo de tales opiniones, los musulmanes siguen creyendo en la inmortalidad del alma.

23 Está claro, pues, que tanto el judaísmo como la cristiandad y el islam enseñan la doctrina de la inmortalidad del alma.

[Nota]

Seguidor del neoplatonismo, una nueva versión de la filosofía platónica desarrollada por Plotino en la Roma del siglo III.

Dónde buscar las respuestas

“La teoría del sufrimiento eterno no es compatible con la creencia de que Dios ama las cosas creadas. [...] Creer que se castiga eternamente al alma por los errores de unos cuantos años, sin darle la oportunidad de enmendarse, va contra los dictados de la razón.”—Nikhilananda, filósofo hindú.

AL IGUAL que el filósofo hindú Nikhilananda, hoy en día muchas personas se sienten incómodas con la enseñanza del tormento eterno. Del mismo modo, a otros les cuesta entender conceptos tales como el acceso al nirvana y la unidad con el Tao.

2 No obstante, partiendo de la idea de que el alma es inmortal, tanto las religiones orientales como las occidentales han creado una sorprendente gama de creencias sobre el más allá. ¿Es posible averiguar qué nos sucede realmente cuando morimos? ¿Es cierto que el alma es inmortal? ¿Dónde podemos buscar las respuestas?

La ciencia y la filosofía

3 ¿Son la ciencia o el método de investigación científico el medio de hallar las respuestas a las preguntas sobre el más allá? Algunos investigadores han teorizado sobre la vida después de la muerte basándose en relatos recientes de experiencias cercanas a la muerte o “extracorpóreas”. El teólogo católico Hans Küng examinó algunas afirmaciones de estos investigadores en su conferencia “¿Es morir entrar en la luz?”, y concluyó: “Tales experiencias de muerte no prueban nada a favor de una posible vida tras la muerte, pues en ellas se trata de los últimos cinco minutos antes de morir, no de una vida eterna después de la muerte”. Küng añadió: “La cuestión de una posible vida después de la muerte es de enorme importancia para la vida antes de la muerte. Reclama una respuesta, que, si la medicina no es capaz de dar, deberá buscarse en otra parte”.

4 ¿Y la filosofía? ¿Puede ayudarnos esta a encontrar las respuestas entre las muchas posibilidades que ofrecen las religiones de una vida después de la muerte? El filósofo británico del siglo XX Bertrand Russell dice que la exploración filosófica es, entre otras cosas, una “actividad especulativa”. La filosofía, según The World Book Encyclopedia, es “una forma de indagación: un proceso de análisis, crítica, interpretación y especulación”. Sobre el tema del más allá, las especulaciones filosóficas han variado desde llamar a la inmortalidad simple ilusión hasta proclamarla derecho natural de todo ser humano.

Una fuente única de respuestas

5 Ahora bien, existe un libro que contiene respuestas veraces a las preguntas importantes sobre la vida y la muerte. Se trata del libro más antiguo que jamás se ha escrito; algunas secciones de él se redactaron hace unos tres mil quinientos años. La primera parte del libro se escribió varios siglos antes de que se compusieran los himnos más antiguos de las escrituras hindúes, los Vedas, y unos mil años antes de que nacieran Buda, Mahavira y Confucio. Su redacción finalizó en el año 98 E.C., más de quinientos años antes de que Mahoma fundara el islam. Esta fuente única de sabiduría extraordinaria es la Biblia.

6 Ningún libro expone la historia antigua con tanta precisión como la Biblia. El relato bíblico se remonta a los inicios de la familia humana y explica cómo llegamos a existir en la Tierra. Nos transporta incluso a antes de la creación del hombre. Un libro así puede, sin duda, ayudarnos a entender cómo fue hecho el hombre y qué es el alma.

7 Además, la Biblia es un libro de profecías que se han cumplido infaliblemente. Por ejemplo, predijo con gran detalle el auge y la caída de los imperios medopersa y griego. Estas predicciones fueron tan exactas que algunos críticos han intentado demostrar en vano que se escribieron después de los sucesos en cuestión (Daniel 8:1-7, 20-22). Algunas profecías bíblicas se están cumpliendo con pormenores en nuestros propios tiempos (Mateo, capítulo 24; Marcos, capítulo 13; Lucas, capítulo 21; 2 Timoteo 3:1-5, 13).

8 Ningún ser humano, por muy inteligente que sea, puede predecir con tanta exactitud acontecimientos futuros. Solo el todopoderoso y omnisapiente Creador del universo puede hacerlo (2 Timoteo 3:16, 17; 2 Pedro 1:20, 21). La Biblia es, en efecto, de origen divino. No cabe duda de que un libro de tales características puede brindarnos respuestas veraces y satisfactorias a las preguntas sobre lo que nos sucede cuando morimos. Veamos primero qué dice sobre el alma.

[Notas]

Véase el folleto Un libro para todo el mundo, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

Véase el libro La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

El alma según la Biblia

“El hombre vino a ser alma viviente.” (Génesis 2:7.)

COMO hemos visto, hay muchas y variadas creencias sobre el alma. Aun entre los que afirman basar sus creencias en la Biblia, existen ideas distintas sobre qué es el alma y qué le sucede cuando morimos. Pero, ¿qué enseña la Biblia realmente sobre el alma? Para averiguarlo, tenemos que examinar el significado de las palabras hebrea y griega que se traducen por “alma” en la Biblia.

El alma como criatura viviente

2 La palabra hebrea traducida por “alma” es né·fesch, y aparece 754 veces en las Escrituras Hebreas (comúnmente llamadas Antiguo Testamento). ¿Qué significa né·fesch? Según The Dictionary of Bible and Religion, “normalmente se refiere al ser vivo entero, al individuo completo”.

3 Por ejemplo, Génesis 2:7 dice: “Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo y a soplar en sus narices el aliento de vida, y el hombre vino a ser alma viviente”. Observemos que Adán no tenía un alma, sino que era un alma, tal como el hombre que llega a ser médico es médico. Por lo tanto, el vocablo alma puede designar a la persona completa.

4 Este entendimiento encuentra apoyo a lo largo de todas las Escrituras Hebreas, donde encontramos oraciones como “en caso de que peque un alma” (Levítico 5:1), “cualquier alma que haga trabajo de clase alguna” (Levítico 23:30), “en caso de que se halle a un hombre secuestrando a un alma” (Deuteronomio 24:7), “el alma de él se impacientó” (Jueces 16:16), “¿hasta cuándo seguirán ustedes irritando mi alma?” (Job 19:2) y “mi alma se ha desvelado de desconsuelo” (Salmo 119:28).

5 No hay ninguna indicación en estos pasajes de que el alma sea una entidad inmaterial que siga viviendo tras la muerte. “Decir en nuestros términos que el ‘alma’ del ser querido ha partido para reunirse con el Señor o hablar del ‘alma inmortal’, sería incomprensible en la cultura del A.T. [Antiguo Testamento]”, indica The Dictionary of Bible and Religion.

6 La palabra traducida por “alma” más de cien veces en las Escrituras Griegas Cristianas (comúnmente llamadas Nuevo Testamento) es psy·kjé. Al igual que né·fesch, este término a menudo se refiere a la persona completa. Por ejemplo, fijémonos en las siguientes expresiones: “Mi alma está perturbada” (Juan 12:27), “empezó a sobrevenirle temor a toda alma” (Hechos 2:43), “toda alma esté en sujeción a las autoridades superiores” (Romanos 13:1), “hablen confortadoramente a las almas abatidas” (1 Tesalonicenses 5:14) y “unas pocas personas, es decir, ocho almas, fueron llevadas a salvo a través del agua” (1 Pedro 3:20).

7 Psy·kjé, del mismo modo que né·fesch, designa claramente a la persona completa. Según el escriturario Nigel Turner, esta palabra “denota lo que es característicamente humano, el yo personal, el cuerpo material en el que se ha infundido el rûah [espíritu] de Dios. [...] El énfasis se pone en todo el ser”.

8 En la Biblia, el término alma se aplica no solo a los seres humanos, sino también a los animales. Por ejemplo, al describir la creación de las criaturas marinas, Génesis 1:20 señala que Dios mandó: “Enjambren las aguas un enjambre de almas vivientes”. Y en el siguiente día de la creación, Dios dijo: “Produzca la tierra almas vivientes según sus géneros, animal doméstico y animal moviente y bestia salvaje de la tierra según su género” (Génesis 1:24; compárese con Números 31:28). Así pues, alma puede referirse a una criatura viviente, ya sea humana o animal.

El alma como la vida de la criatura

9 La palabra alma a veces se emplea para indicar la vida del ser humano o del animal, lo cual no altera su definición bíblica como “persona” o “animal”. A modo de ilustración: tal como decimos que el hombre es un ser vivo, también podemos decir que tiene vida. De igual modo, el hombre es un alma, pero, mientras está vivo, puede decirse que tiene alma.

10 Por ejemplo, Dios le dijo a Moisés: “Han muerto todos los hombres que buscaban tu alma” (Éxodo 4:19). Está claro que los enemigos de Moisés estaban tratando de quitarle la vida. En los siguientes pasajes se advierte un uso similar del vocablo alma: “Llegamos a tener mucho miedo por nuestras almas” (Josué 9:24), “siguieron huyendo por su alma” (2 Reyes 7:7), “el justo está cuidando del alma de su animal doméstico” (Proverbios 12:10), “el Hijo del hombre [...] vino para [...] dar su alma en rescate en cambio por muchos” (Mateo 20:28) y “llegó a estar muy próximo a la muerte, al exponer su alma al peligro” (Filipenses 2:30). En cada uno de estos casos, la palabra alma significa “vida”.

11 Por consiguiente, en la Biblia la palabra alma hace referencia a una persona o un animal, o a la vida de estos. La definición bíblica de alma es sencilla y coherente, y está libre de las complicadas filosofías y supersticiones humanas. Pero, ¿qué le sucede al alma en el momento de la muerte? Para responder a esta pregunta, debemos entender antes por qué morimos.

[Nota]

Mateo 10:28 también utiliza alma en el sentido de “vida”.

¿Por qué morimos?

“En todas las cumbres la paz reina; por ninguna parte apenas si un soplo de vida se otea; en el bosque en calma ni un ave gorjea. Aguarda que, pronto, cesarán tus penas.”—Johann Wolfgang von Goethe, poeta alemán.

DIOS creó a los seres humanos con el deseo de vivir para siempre. En efecto, la Biblia dice que puso “en el corazón de ellos el anhelo por la eternidad” (Eclesiastés 3:11, Versión Moderna). Pero Dios no se limitó a infundirles el anhelo de vivir para siempre, sino que también les dio la oportunidad de conseguirlo.

2 Nuestros primeros padres, Adán y Eva, fueron creados perfectos, sin defecto alguno en su mente o cuerpo (Deuteronomio 32:4). Imagínese lo que eso supone: no tener dolores crónicos ni inquietudes ni temores mórbidos. Además, Dios los situó en un precioso hogar paradisíaco. Su propósito era que el hombre viviera para siempre y que la Tierra terminara por llenarse con sus descendientes perfectos (Génesis 1:31; 2:15). Entonces, ¿por qué morimos?

La desobediencia acarrea la muerte

3 Dios mandó a Adán: “De todo árbol del jardín puedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él, porque en el día que comas de él, positivamente morirás” (Génesis 2:16, 17). De manera que la vida eterna era condicional para Adán y Eva; dependía de que obedecieran a Dios.

4 Desgraciadamente, Adán y Eva desobedecieron la ley divina (Génesis 3:1-6), con lo que se convirtieron en pecadores, pues “el pecado es desafuero” (1 Juan 3:4). Como consecuencia, perdieron la perspectiva de vivir eternamente. La perdieron “porque el salario que el pecado paga es muerte” (Romanos 6:23). De ahí que al dictar sentencia contra Adán y Eva, Dios dijera: “Polvo eres y a polvo volverás”. Nuestros primeros padres fueron expulsados entonces de su hogar paradisíaco. En el día en que pecaron, iniciaron el lento pero continuo proceso de morir (Génesis 3:19, 23, 24).

“La muerte se extendió a todos los hombres”

5 El pecado quedó firmemente grabado en los genes de Adán y Eva. Por lo tanto, no podían tener descendencia perfecta, tal como de un molde imperfecto no pueden salir objetos perfectos (Job 14:4). Cada nacimiento humano confirma que la primera pareja perdió la salud perfecta y la vida eterna para ella misma y su progenie. El apóstol cristiano Pablo escribió: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12; compárese con Salmo 51:5).

6 Los científicos no saben por qué envejece y muere el hombre. La Biblia, en cambio, explica que morimos porque nacemos pecadores, estado que hemos heredado de nuestros primeros padres. Pero ¿qué nos sucede cuando morimos?

¿Qué le sucede al alma a la hora de la muerte?

“La doctrina de la inmortalidad del alma humana y de su pervivencia tras la muerte del hombre y la desintegración de su cuerpo, es uno de los pilares de la filosofía y la teología cristianas.” (New Catholic Encyclopedia.)

LA OBRA de consulta supracitada admite, sin embargo, que “la noción de que el alma sobrevive a la muerte no se percibe fácilmente en la Biblia”. Entonces, ¿qué enseña en realidad la Biblia sobre lo que le sucede al alma a la hora de la muerte?

Los muertos están inconscientes

2 La condición de los muertos se expone claramente en Eclesiastés 9:5, 10, donde leemos: “Los muertos nada saben [...;] no hay obra, ni actividad mental, ni ciencia, ni sabiduría en el sepulcro” (La Biblia, Ediciones Sigal). Por consiguiente, la muerte es un estado de inexistencia. El salmista escribió que cuando muere la persona, “vuelve a su suelo; en ese día de veras perecen sus pensamientos” (Salmo 146:4).

3 De modo que los muertos están inconscientes, inactivos. Al pronunciar sentencia contra Adán, Dios dijo: “Polvo eres y a polvo volverás” (Génesis 3:19). Antes de que Dios lo formara del polvo del suelo y le diera vida, Adán no existía. Cuando murió, retornó a ese estado. Su castigo fue la muerte, no la transferencia a otro mundo.

El alma puede morir

4 ¿Qué le ocurrió al alma de Adán cuando este murió? Pues bien, recordemos que en la Biblia la palabra alma con frecuencia se refiere sencillamente a la persona. Por lo tanto, cuando decimos que Adán murió, estamos diciendo que el alma llamada Adán murió. Esto podría parecer extraño al que cree en la inmortalidad del alma. No obstante, la Biblia afirma: “El alma que peca... ella misma morirᔠ(Ezequiel 18:4). Levítico 21:1 habla de “un alma difunta” (un “cadáver”, Biblia de Jerusalén). Y a los nazareos se les dijo que no se acercaran a “ninguna alma muerta” (un “cuerpo muerto”, Versión Moderna) (Números 6:6).

5 En 1 Reyes 19:4 encontramos una alusión parecida al alma. Elías, muy angustiado, “se puso a pedir que muriera su alma”. De igual modo, Jonás “siguió pidiendo que su alma muriera, y repetidamente decía: ‘Mejor es mi morir que mi estar vivo’” (Jonás 4:8). Y Jesús utilizó la expresión ‘matar un alma’, que en la Biblia del Peregrino se traduce por “dar muerte” (Marcos 3:4). Así que la muerte del alma significa simplemente la muerte de la persona.

¿Cómo ‘sale’ y ‘vuelve’ el alma?

6 Pero ¿qué puede decirse del trágico fallecimiento de Raquel mientras daba a luz a su segundo hijo? En Génesis 35:18 leemos: “Al ir saliendo el alma de ella (porque murió), lo llamó por nombre Ben-oní; pero su padre lo llamó Benjamín”. ¿Implica este pasaje que Raquel tenía un ser interior que a su muerte la abandonó? Ni mucho menos. Recordemos que el término alma también puede referirse a la vida que posee la persona. Así, en este caso, el “alma” de Raquel denota su vida. Por eso otras versiones de la Biblia utilizan, en vez de la expresión “ir saliendo el alma de ella”, las soluciones “la abandonaba la vida” (Mariano Galván Rivera), “exhaló su último suspiro” (Nueva Reina-Valera) y “con su último aliento” (Levoratti-Trusso). No hay ningún indicio de que una parte enigmática de Raquel sobreviviera a la muerte de ella.

7 Un caso parecido es el de la resurrección del hijo de una viuda, que recoge el capítulo 17 de 1 Reyes. En el versículo 22 leemos que cuando Elías oró por el niño, “Jehová escuchó la voz de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir”. También en este pasaje la palabra alma significa “vida”. Por esa razón, la versión Nueva Reina-Valera lee: “La vida del niño volvió a él, y revivió”. En efecto, fue la vida, no una entidad inmaterial, lo que regresó al muchacho. Esto concuerda con lo que Elías le dijo a la madre: “Mira, tu hijo [la persona completa] está vivo” (1 Reyes 17:23).

El dilema del “estado intermedio”

8 Dentro de la cristiandad, muchas personas creen que en el futuro habrá una resurrección en la que los cuerpos se unirán a las almas inmortales. Entonces los resucitados recibirán su correspondiente retribución: los que llevaron una vida recta, el premio, y los perversos, el castigo.

9 Aunque el concepto parece sencillo, a los que defienden la inmortalidad del alma les resulta difícil explicar qué le sucede al alma en el lapso entre la muerte y la resurrección. Este “estado intermedio”, como suele denominarse, ha sido objeto de especulación a lo largo de los siglos. Algunos dicen que en este período el alma va al purgatorio, donde se purifica de los pecados veniales para así ser admitida en el cielo.

10 Sin embargo, como hemos visto, el alma es la persona. Cuando perece la persona, perece el alma. Así pues, no hay existencia consciente después de la muerte. Cuando Lázaro falleció, Jesucristo no dijo que estaba en el purgatorio, en el limbo o en otro “estado intermedio”. Más bien, se limitó a decir: “Lázaro se ha dormido” (Juan 11:11, La Biblia, Serafín de Ausejo). Obviamente, Jesús, que sabía la verdad sobre lo que le sucede al alma cuando morimos, creía que Lázaro estaba inconsciente, que había dejado de existir.

¿Qué es el espíritu?

11 La Biblia señala que al morir el individuo, “sale su espíritu, él vuelve a su suelo” (Salmo 146:4). ¿Significa esto que un espíritu incorpóreo literalmente parte y sigue viviendo después de la muerte? Lo que dice el salmista a continuación elimina tal posibilidad: “En ese día de veras perecen sus pensamientos” (“se desvanecen todas sus ideas”, Salmo 145:4, Salterio español [146:4, NM]). Por consiguiente, ¿qué es el espíritu, y en qué sentido “sale” de la persona en el momento de la muerte?

12 El significado primario de las palabras traducidas en la Biblia por “espíritu” (hebreo, rú·aj; griego, pnéu·ma) es “aliento”. De ahí que, en vez de “sale su espíritu”, la versión Reina-Valera (revisión de 1960) utilice la expresión “sale su aliento”. Pero el vocablo espíritu implica mucho más que el aliento o la respiración. Por ejemplo, Génesis 7:22 dice respecto a la destrucción de la vida humana y animal en el diluvio universal: “Todo lo que tenía activo en sus narices el aliento de la fuerza [o espíritu; hebreo, rú·aj] de vida, a saber, cuanto había en el suelo seco, murió”. De manera que espíritu puede referirse a la fuerza de vida que está activa en todas las criaturas vivas, tanto humanas como animales, y que se sostiene mediante la respiración.

13 Puede ilustrarse con la corriente eléctrica que acciona una máquina. Si la corriente se interrumpe, la máquina deja de funcionar. La electricidad no adquiere vida propia. De igual modo, cuando fallece la persona, su espíritu deja de animar las células corporales. No abandona el cuerpo para trasladarse a otro mundo (Salmo 104:29).

14 En ese caso, ¿por qué dice Eclesiastés 12:7 que cuando muere la persona “el espíritu mismo vuelve al Dios verdadero que lo dio”? ¿Significa esto que el espíritu literalmente viaja por el espacio hasta la presencia de Dios? No, tal idea no está implícita. Recordemos que el espíritu es la fuerza de vida. Una vez que la fuerza de vida parte, solo Dios tiene el poder de restituirla. Por eso, el espíritu “vuelve al Dios verdadero” en el sentido de que toda esperanza de vida futura de la persona depende por completo de Dios.

15 Solo Dios puede devolver el espíritu, o fuerza de vida, a una persona, y así revivirla (Salmo 104:30). Pero ¿piensa Dios hacer tal cosa?

[Nota]

Según la New Catholic Encyclopedia, “los Padres [de la Iglesia] por lo general afirman sin ambigüedades la existencia del purgatorio”. Pero esta obra de consulta también admite que “la doctrina católica del purgatorio se basa en la tradición, no en la Sagrada Escritura”.

Una esperanza segura

“Desde el instante del nacimiento existe la constante posibilidad de que un ser humano pueda morir en cualquier momento; inevitablemente dicha posibilidad se convertirá, tarde o temprano, en un hecho consumado.”—Arnold Toynbee, historiador británico.

¿QUIÉN puede cuestionar la verdad histórica citada arriba? La humanidad siempre ha tenido que aceptar la terrible realidad de la muerte. ¡Y qué impotentes nos sentimos cuando se nos muere una persona amada! En esos momentos la pérdida parece totalmente irreversible. ¿Es posible reunirse con los seres queridos que han fallecido? ¿Qué esperanza ofrece la Biblia para los muertos? Examinemos el siguiente relato.

‘Nuestro amigo ha muerto’

2 Corría el año 32 E.C. En el pueblo de Betania, a tres kilómetros de Jerusalén, vivían Lázaro y sus hermanas, Marta y María. Los tres eran amigos íntimos de Jesús. Un día Lázaro enfermó de gravedad, y sus hermanas, muy preocupadas, le enviaron recado a Jesús, que se hallaba al otro lado del río Jordán. Dado que Jesús les tenía cariño a Lázaro y a sus hermanas, decidió partir hacia Betania. En el camino dijo a sus discípulos: “Nuestro amigo Lázaro está descansando, pero yo me voy allá para despertarlo del sueño”. Como los discípulos no captaron el sentido de sus palabras, fue explícito: “Lázaro ha muerto” (Juan 11:1-15).

3 Al enterarse de que Jesús llegaba a Betania, Marta salió corriendo a su encuentro. Conmovido por su pena, Jesús le aseguró: “Tu hermano se levantará”, a lo que Marta repuso: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”. Entonces Jesús le dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir” (Juan 11:20-25).

4 A continuación, Jesús fue a la tumba y mandó retirar la piedra que sellaba la entrada. Luego oró en voz alta y clamó: “¡Lázaro, sal!”. Con todas las miradas fijas en la tumba, Lázaro, efectivamente, salió. Jesús lo resucitó, devolviendo así la vida a un hombre que llevaba muerto cuatro días (Juan 11:38-44).

5 Marta ya tenía fe en la promesa de la resurrección (Juan 5:28, 29; 11:23, 24). El milagro de que Lázaro volviera a vivir sirvió para fortalecer la fe de ella e infundir esta cualidad en otras personas (Juan 11:45). Ahora bien, ¿qué significa exactamente el término resurrección?

“Se levantará”

6 La palabra resurrección traduce el vocablo griego a·ná·sta·sis, que significa literalmente “acción de ponerse de pie (levantarse) de nuevo”. El término se ha vertido al hebreo con las palabras teji·yáth ham·me·thím, que quieren decir “reanimación de los muertos”. Así pues, la resurrección implica levantar de su estado inanimado a la persona que ha muerto, reactivar su personalidad.

7 Puesto que su sabiduría y su memoria son infinitas, Jehová Dios puede resucitar fácilmente a una persona. Para él no es difícil recordar la personalidad de la gente antes de morir: su modo de ser, sus vivencias y todos los demás detalles de su identidad (Job 12:13; compárese con Isaías 40:26). Además, Jehová es el Creador de la vida, por lo que puede revivir al mismo individuo, reproduciendo su personalidad en un cuerpo recién formado. También Jesucristo, como muestra la experiencia de Lázaro, tiene tanto el deseo de resucitar a los muertos como el poder para hacerlo (compárese con Lucas 7:11-17; 8:40-56).

8 No obstante, la enseñanza bíblica de la resurrección es incompatible con la doctrina de la inmortalidad del alma. Si el alma fuera inmortal y sobreviviera a la muerte, nadie tendría que resucitar o retornar a la vida. Marta no hizo alusión a ninguna alma inmortal que siguiera viviendo en otra parte después de la muerte. Ella no creía que Lázaro se hubiera marchado a una región espiritual para proseguir allí su existencia. Por el contrario, manifestó fe en el propósito de Dios de anular los efectos de la muerte. Dijo: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día” (Juan 11:23, 24). De igual modo, Lázaro no contó ninguna vivencia del más allá. No había nada que contar.

9 Está claro que, según la Biblia, el alma muere, y el remedio para la muerte es la resurrección. Pero desde los tiempos del primer hombre, Adán, han fallecido miles de millones de personas. ¿Quiénes resucitarán, y dónde?

“Todos los que están en las tumbas conmemorativas”

10 Jesucristo dijo: “Viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz [la de Jesús] y saldrán” (Juan 5:28, 29). Con estas palabras Jesucristo prometió que todos los que están en la memoria de Jehová resucitarán. Miles de millones de personas han vivido y han muerto. ¿Quiénes, de todas ellas, están en la memoria divina, aguardando la resurrección?

11 Los que han llevado una vida recta por ser siervos de Jehová resucitarán. Pero ha habido millones de seres humanos que han muerto sin poder demostrar si obedecerían las normas justas de Dios, ya que desconocían sus requisitos o no les dio tiempo de efectuar los cambios necesarios. Estos también están en la memoria de Dios y serán resucitados, pues la Biblia promete: “Va a haber resurrección así de justos como de injustos” (Hechos 24:15).

12 El apóstol Juan tuvo una visión emocionante de personas resucitadas que estaban de pie delante del trono de Dios. Parte de su descripción escrita dice: “El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados individualmente según sus hechos. Y la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esto significa la muerte segunda: el lago de fuego” (Revelación [Apocalipsis] 20:12-14). ¿Nos damos cuenta de lo que esto significa? Todos los muertos que están en la memoria de Dios serán liberados del Hades, o Seol, la sepultura común de la humanidad (Salmo 16:10; Hechos 2:31). A continuación, “la muerte y el Hades” serán arrojados al llamado “lago de fuego”, un símbolo de destrucción total. La sepultura común de la humanidad dejará de existir.

¿Dónde vivirán los resucitados?

13 Una pequeña cantidad de hombres y mujeres recibirán una resurrección celestial. Gobernarán con Cristo como reyes y sacerdotes, y contribuirán a la eliminación de los efectos de la muerte que la humanidad heredó del primer hombre, Adán (Romanos 5:12; Revelación 5:9, 10). Según la Biblia, son solamente 144.000, y se les escoge de entre los discípulos de Cristo, comenzando con los apóstoles fieles (Lucas 22:28-30; Juan 14:2, 3; Revelación 7:4; 14:1, 3). Jehová les dará a cada uno de estos resucitados un cuerpo espiritual para que puedan vivir en el cielo (1 Corintios 15:35, 38, 42-45; 1 Pedro 3:18).

14 Sin embargo, la gran mayoría de los que han perecido resucitarán para vivir en la Tierra (Salmo 37:29; Mateo 6:10). ¿En qué clase de Tierra? Hoy en día el planeta está plagado de conflictos, matanzas, contaminación y violencia. Si los muertos regresaran a una Tierra en tales condiciones, es obvio que su felicidad duraría poco. Pero el Creador ha prometido que pronto pondrá fin a la actual sociedad mundial que está bajo el dominio de Satanás (Proverbios 2:21, 22; Daniel 2:44). Entonces se hará realidad la “nueva tierra”, una nueva sociedad humana justa (2 Pedro 3:13). En aquel tiempo “ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’” (Isaías 33:24). Se eliminará incluso la angustia de la muerte, porque Dios “limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado” (Revelación 21:4).

15 En el prometido nuevo mundo de Dios, los mansos “hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmo 37:11). El gobierno celestial de Cristo Jesús y sus 144.000 corregentes restituirá gradualmente a la humanidad al estado de perfección que nuestros primeros padres, Adán y Eva, perdieron. Entre los habitantes de la Tierra se encontrarán los resucitados (Lucas 23:42, 43).

16 La Biblia nos da atisbos del gozo que la resurrección reportará a las familias. Imaginémonos la felicidad de la viuda de Naín cuando Jesús detuvo el cortejo fúnebre de su único hijo y lo resucitó (Lucas 7:11-17). Posteriormente, Jesús devolvió la vida a una niña de 12 años cerca del mar de Galilea, y sus padres quedaron “fuera de sí con gran éxtasis” (Marcos 5:21-24, 35-42; véase también 1 Reyes 17:17-24; 2 Reyes 4:32-37).

17 Para los millones de personas que actualmente están durmiendo en la muerte, la resurrección representará vivir en un nuevo mundo pacífico. Pensemos en la emocionante perspectiva que esto abre ante el joven Tommy y el empresario que se mencionan en la primera sección de este folleto. Cuando aquel se despierte en el Paraíso terrestre, será el mismo Tommy que su madre conocía, pero sin dolencias. Ella podrá tocarlo, abrazarlo y darle cariño. Así mismo, el empresario indio, en vez de hallarse atrapado en un ciclo prácticamente interminable de renacimientos, tiene la maravillosa perspectiva de abrir los ojos en el nuevo mundo de Dios y ver a sus hijos.

18 Saber la verdad sobre el alma, lo que nos sucede cuando morimos y la esperanza de la resurrección también puede causar un gran efecto en los que ahora están vivos. Veamos cómo.

[Nota]

Aunque la palabra resurrección no aparece en las Escrituras Hebreas, la esperanza de la resurrección se expresa con claridad en Job 14:13; Daniel 12:13, y Oseas 13:14.

La importancia de conocer la verdad sobre el alma

“Conocerán la verdad, y la verdad los libertará.” (Juan 8:32.)

LAS creencias personales sobre la muerte y el más allá son en gran parte consecuencia de los antecedentes religiosos y culturales de cada persona. Como hemos visto, varían desde la convicción de que el alma alcanza su meta final únicamente tras numerosos renacimientos, hasta la idea de que en el transcurso de una sola vida se determina el destino final del individuo. En consecuencia, unos confían en que al final se integrarán en la realidad suprema, otros en que alcanzarán el nirvana y otros en que recibirán un premio celestial. Por lo tanto, ¿cuál es la verdad sobre el alma? Puesto que las creencias influyen en las actitudes, acciones y decisiones, ¿no deberíamos preocuparnos por encontrar la respuesta a esta pregunta?

2 El libro más antiguo del mundo, la Biblia, narra la historia del hombre desde la creación de la primera alma humana. Sus enseñanzas están libres de las filosofías y tradiciones de los hombres. La Biblia expone claramente la verdad sobre el alma: esta es la persona misma, los muertos se encuentran en un estado de inexistencia absoluta y los que están en la memoria de Dios resucitarán a su debido tiempo. ¿Qué efecto puede tener en nosotros el saber esto?

3 “Conocerán la verdad, y la verdad los libertará”, dijo Jesucristo a sus discípulos (Juan 8:32). Efectivamente, la verdad es liberadora. Pero ¿de qué nos liberta la verdad acerca del alma?

Libertad del temor y la desesperación

4 “La mayoría de las personas temen a la muerte y tratan de no pensar en ella”, dice The World Book Encyclopedia. “La propia palabra ‘muerte’ se ha vuelto casi inmencionable en Occidente”, señala un historiador. En algunas culturas utilizan eufemismos tales como “ha pasado a mejor vida” o “se ha ido de este mundo” para referirse al fallecimiento de alguien. El temor a la muerte es, en realidad, un temor a lo desconocido, pues para la mayoría de las personas la muerte es un misterio. Cuando conocemos la verdad sobre lo que ocurre al morir, dicho temor se aplaca.

5 Tomemos como ejemplo el estado de ánimo de Michaelyn, de 15 años de edad. Esta joven padecía leucemia y se encaraba a una muerte trágica. Su madre, Paula, recuerda: “Michaelyn decía que no le importaba morir porque sabía que la muerte era algo pasajero. Hablábamos mucho sobre el nuevo mundo de Dios y los que resucitarán en él. Michaelyn tenía muchísima fe en Jehová Dios y en la resurrección; no albergaba la menor duda”. La esperanza de la resurrección liberó a esta valiente joven del terror a la muerte.

6 ¿Qué efecto tuvo la verdad en los padres de Michaelyn? “La muerte de nuestra pequeña fue lo más doloroso que jamás nos ha sucedido —explica Jeff, el padre—. Pero confiamos plenamente en la promesa de Jehová de la resurrección, y esperamos con ansias el día en el que podremos abrazar de nuevo a nuestra querida Michaelyn. ¡Qué emocionante será!”

7 Ciertamente, la verdad sobre el alma libera de la desesperación que produce la muerte de un ser querido. Por supuesto, nada puede eliminar por completo el dolor y la congoja que se sienten en tales circunstancias. Pero la esperanza de la resurrección atenúa la pena, haciéndola mucho más llevadera.

8 La verdad bíblica sobre la condición de los muertos también nos libera del temor a estos. Al conocer tal verdad, muchas personas que eran esclavas de ritos supersticiosos relacionados con los muertos han dejado de preocuparse por maldiciones, agüeros, amuletos y fetiches, así como de ofrecer sacrificios costosos para apaciguar a sus antepasados y evitar que regresen para atormentar a los vivos. De hecho, como los muertos “no tienen conciencia de nada en absoluto”, tales prácticas son inútiles (Eclesiastés 9:5).

9 Sin duda alguna, la verdad sobre el alma, que se encuentra en la Biblia, libera y es confiable. Pero analicemos también una esperanza extraordinaria que la Biblia nos ofrece.

Una esperanza extraordinaria

“Todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás.” (Juan 11:26.)

CUANDO vuelvan a la vida millones de personas en la resurrección, no lo harán para vivir en una Tierra vacía (Hechos 24:15). Despertarán en un entorno embellecido y descubrirán que se les ha preparado vivienda, ropa y alimento en abundancia. ¿Quiénes realizarán tales preparativos? Obviamente, tendrá que haber gente en el nuevo mundo antes de que comience la resurrección terrestre. Pero ¿quiénes?

2 El cumplimiento de la profecía bíblica muestra que vivimos en “los últimos días” de este sistema de cosas (2 Timoteo 3:1). Dentro de poco, Jehová Dios va a intervenir en los asuntos humanos para eliminar la maldad de la Tierra (Salmo 37:10, 11; Proverbios 2:21, 22). ¿Qué les ocurrirá entonces a los que estén sirviendo fielmente a Dios?

3 Al aniquilar a los malvados, Jehová no destruirá también a los justos (Salmo 145:20). Nunca lo ha hecho ni lo hará cuando limpie la Tierra de toda maldad (compárese con Génesis 18:22, 23, 26). En realidad, el último libro de la Biblia habla de “una gran muchedumbre, que ningún hombre podía contar, de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”, que sale de “la gran tribulación” (Revelación 7:9-14). En efecto, una gran multitud sobrevivirá a la gran tribulación que pondrá fin al actual mundo perverso, y entrará en el nuevo mundo de Dios. Allí la humanidad obediente se beneficiará a plenitud de la maravillosa provisión divina para liberar a la humanidad del pecado y la muerte (Revelación 22:1, 2). Por lo tanto, la “gran muchedumbre” nunca tendrá que experimentar la muerte. ¡Qué esperanza tan extraordinaria!

4 ¿Podemos confiar en esta asombrosa expectativa? ¡Claro que sí! El propio Jesucristo indicó que llegará el día en el que la gente vivirá indefinidamente. Justo antes de resucitar a su amigo Lázaro, Jesús dijo a Marta: “Todo el que vive y ejerce fe en mí no morirá jamás” (Juan 11:26).

Usted también puede vivir para siempre

5 ¿Desea usted vivir para siempre en el Paraíso terrestre? ¿Anhela volver a ver a sus seres queridos? Entonces debe llegar a conocer con exactitud la voluntad y los propósitos divinos. Jesús dijo en oración a Dios: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo” (Juan 17:3).

6 La voluntad de Dios es que “hombres de toda clase se salven y lleguen a un conocimiento exacto de la verdad” (1 Timoteo 2:3, 4). Ahora es el momento de informarse sobre cómo usted, junto con los demás millones de personas que ya están haciendo la voluntad de Dios, puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra. Los testigos de Jehová le ayudarán con mucho gusto a aprender más sobre Dios y sus requisitos. ¿Por qué no se pone en comunicación con ellos en un Salón del Reino cercano, o escribe a la dirección de la página siguiente más próxima a su domicilio?

[Nota]

Véase El conocimiento que lleva a vida eterna, páginas 98-107, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

2 A 11.000 kilómetros de distancia, en Jamnagar (India), los tres hijos de un empresario de 58 años ayudan a colocar el cadáver de su padre en una pira funeraria. Bajo el brillante sol de media mañana, el hijo mayor inicia la ceremonia de la incineración. Prende fuego a la leña con una antorcha y derrama una mezcla aromática de especias e incienso sobre el cuerpo sin vida de su padre. El chisporroteo de la leña queda ahogado por las voces de los brahmanes, que recitan mantras en sánscrito. Una de estas fórmulas sagradas, traducida, dice: “Que el alma que nunca muere siga esforzándose por convertirse en parte de la realidad suprema”.

3 Mientras observan la cremación, los tres hijos se preguntan: “¿Creo en la vida después de la muerte?”. Como se han educado en diferentes lugares del mundo, sus respuestas son distintas. El menor confía en que su amado padre se reencarne y disfrute de una posición social más elevada. El de en medio cree que los muertos están, en cierto modo, dormidos, que no son conscientes de nada en absoluto. El mayor sencillamente se esfuerza por aceptar la realidad de la muerte, pues piensa que nadie sabe con certeza lo que nos sucede cuando morimos.

Una pregunta con muchas respuestas

4 La pregunta “¿hay vida después de la muerte?” ha desconcertado a la humanidad por milenios. “Ante pregunta tan directa hasta los mismos teólogos quedan perplejos”, dice Hans Küng, erudito católico. A través de los tiempos, gente de todas las sociedades se ha planteado la cuestión, y ha habido numerosas respuestas.

5 Muchos cristianos nominales creen en el cielo y el infierno, mientras que los hindúes tienen fe en la reencarnación. En cuanto a la idea musulmana, Amir Muawiyah, ayudante en un centro religioso islámico, dice: “Creemos que habrá un día de juicio después de la muerte, en el que nos presentaremos ante Dios, Alá, como si acudiéramos ante un tribunal”. Según la fe islámica, Alá evaluará entonces el comportamiento de cada persona y la enviará al paraíso o al infierno.

6 En Sri Lanka, tanto budistas como católicos dejan las puertas y ventanas abiertas de par en par cuando hay una defunción en la familia. Encienden una lámpara de aceite y colocan el ataúd con los pies del fallecido en dirección a la puerta principal. Piensan que con estas medidas se facilita la salida de la casa al espíritu, o alma, del difunto.

7 Los aborígenes australianos, según Ronald M. Berndt, de la Universidad de Australia Occidental, creen que “el espíritu de los seres humanos es indestructible”. Ciertas tribus africanas piensan que después de la muerte, la gente común se convierte en fantasmas, mientras que las personas prominentes llegan a ser espíritus ancestrales, los cuales, como líderes invisibles de la comunidad, merecen que se les honre y se les suplique.

8 En algunos países, las creencias respecto a las supuestas almas de los muertos son una mezcolanza de tradiciones locales y cristianismo nominal. Por ejemplo, muchos católicos y protestantes del África occidental siguen la costumbre de cubrir los espejos cuando muere alguien, para que nadie mire en ellos y vea el espíritu del difunto. Más adelante, cuarenta días después del fallecimiento del ser querido, los familiares y amigos celebran la ascensión de su alma al cielo.

Un punto en común

9 Las respuestas a la pregunta de qué sucede cuando morimos son tan diversas como las costumbres y creencias de la gente. No obstante, casi todas las religiones coinciden en un punto fundamental: Hay algo dentro del hombre —llámese alma o espíritu— que es inmortal y sigue viviendo tras la muerte.

10 La doctrina de la inmortalidad del alma es prácticamente universal en los miles de religiones y sectas de la cristiandad. Es asimismo un dogma oficial del judaísmo. En el hinduismo constituye el fundamento de la enseñanza de la reencarnación. Los musulmanes creen que el alma llega a existir a la vez que el cuerpo, pero sobrevive a la muerte de este. Otras religiones, como el animismo africano, el sintoísmo e incluso el budismo, enseñan variaciones sobre esa misma creencia.

11 Algunos opinan, por el contrario, que la vida consciente finaliza al morir. La idea de que la vida emocional e intelectual subsiste en un alma impersonal y etérea separada del cuerpo les parece irrazonable. Miguel de Unamuno, escritor y erudito español del siglo XX, escribió: “Creer en la inmortalidad del alma es querer que el alma sea inmortal, pero quererlo con tanta fuerza que esta querencia, atropellando a la razón, pasa sobre ella”. Entre los que negaron la inmortalidad personal se encuentran los célebres filósofos de la antigüedad Aristóteles y Epicuro, el médico Hipócrates, el filósofo escocés David Hume, el docto hispanoárabe Averroes y el primer jefe de gobierno de la India independiente, Jawaharlal Nehru.

12 La pregunta, pues, es la siguiente: ¿Tenemos o no un alma inmortal? En caso de que el alma no sea inmortal, ¿cómo es posible que tal enseñanza falsa sea parte integrante de la mayoría de las religiones actuales? ¿De dónde surgió la idea? Por otro lado, si el alma deja de existir en la muerte, ¿qué esperanza hay para los muertos?

La inmortalidad del alma: el origen de la doctrina

“Ningún tema relacionado con la vida psíquica ha absorbido tanto la mente del hombre como el de su estado tras la muerte.” (Encyclopædia of Religion and Ethics.)

UN ERUDITO y maestro de 70 años de edad es acusado de impiedad y de intentar corromper las mentes jóvenes con su enseñanza. Aunque hace una defensa genial ante el jurado, este lo declara culpable y lo sentencia a muerte, pues está predispuesto en contra de él. Apenas unas horas antes de su ejecución, el anciano maestro presenta a los alumnos congregados a su alrededor una serie de argumentos para corroborar que el alma es inmortal y que no hay que temer a la muerte.

2 El condenado es nada menos que Sócrates, renombrado filósofo griego del siglo V a.E.C. Platón, uno de sus discípulos, registra estos incidentes en sus escritos Apología y Fedón. Se considera que Sócrates y Platón fueron de los primeros en proponer la idea de la inmortalidad del alma. Pero ellos no la inventaron.

3 Como veremos, las raíces de la doctrina de la inmortalidad humana se remontan a tiempos más antiguos. Sócrates y Platón, sin embargo, pulieron el concepto y lo transformaron en enseñanza filosófica, haciéndolo así más atractivo para las clases cultas de su día y del futuro.

De Pitágoras a las pirámides

4 Los griegos anteriores a Sócrates y Platón también creían que el alma sobrevive a la muerte. Por ejemplo, Pitágoras, el famoso matemático del siglo VI a.E.C., sostenía que el alma es inmortal y que transmigra. Antes de él, Tales de Mileto, el más antiguo filósofo griego conocido, alegó que poseían alma inmortal no solo los hombres, los animales y las plantas, sino también objetos tales como los imanes, ya que estos pueden mover el hierro. Los antiguos griegos afirmaban que las almas de los muertos cruzaban en barca el río Estigia para entrar en una inmensa región subterránea conocida como el reino de los muertos. Allí las almas eran sometidas a juicio y, o bien se las sentenciaba a sufrir tormento en una prisión de murallas altas, o bien se las destinaba a la felicidad absoluta del Elíseo.

5 En el siglo VII a.E.C., en Irán (o Persia), hacia el oriente de Grecia, vivió un profeta llamado Zoroastro, fundador de una forma de adoración que llegó a conocerse como zoroastrismo. Esta era la religión del Imperio persa, el cual dominaba el mundo antes de que Grecia se convirtiera en una potencia de primer orden. Las escrituras zoroástricas dicen: “En inmortalidad el alma del justo gozará para siempre de felicidad, pero en tormento el alma del mentiroso sin duda estará. Y estas leyes ha decretado Ahura-Mazda [que significa “un dios sabio”] en virtud de su autoridad soberana”.

6 La enseñanza de la inmortalidad del alma también formaba parte de la religión iraní prezoroástrica. Las tribus antiguas de Irán, por ejemplo, ofrendaban a los muertos alimento y ropa para el beneficio de sus almas en el reino subterráneo.

7 La creencia en la vida después de la muerte era fundamental en la religión egipcia. Los egipcios pensaban que Osiris, el soberano del mundo de ultratumba, sometía a juicio las almas de los fallecidos. Un papiro que, según se afirma, data del siglo XIV a.E.C. muestra a Anubis, dios de los muertos, guiando el alma del escriba Hunefer hasta Osiris. En uno de los dos platillos de una balanza se encuentra el corazón del escriba, que representa su conciencia, y en el otro, la pluma que lleva en la cabeza la diosa de la verdad y la justicia. Otro dios, llamado Thot, anota el resultado: como el corazón de Hunefer no está cargado de culpa, pesa menos que la pluma, así que Hunefer obtiene acceso al reino de Osiris y recibe inmortalidad. El papiro muestra asimismo a un monstruo de figura femenina junto a la balanza, preparado para devorar a los difuntos cuyo corazón no pasa la prueba. Los egipcios también momificaban a los muertos y conservaban los cuerpos de los faraones en pirámides impresionantes, pues creían que la supervivencia del alma dependía de la preservación del cuerpo.

8 De modo que varias civilizaciones de la antigüedad tenían una doctrina en común: la inmortalidad del alma. ¿La recibieron de una misma fuente?

El punto de origen

9 El libro The Religion of Babylonia and Assyria (La religión de Babilonia y Asiria) dice: “En el mundo antiguo [...], Egipto, Persia y Grecia sintieron la influencia de la religión de Babilonia”. A continuación explica: “En vista de que el contacto entre Egipto y Babilonia fue temprano, como lo revelan las tablillas de Tell el-Amarna, hubo muchísimas oportunidades de que los puntos de vista y costumbres babilónicos incidieran en los cultos egipcios. En Persia, el culto de Mitra revela la influencia inequívoca de los conceptos babilónicos [...]. La gran mezcla de elementos semíticos tanto en la mitología griega primitiva como en los cultos griegos está reconocida hoy tan ampliamente por los entendidos que no hay nada que agregar. Para ser más específicos, estos elementos semíticos son principalmente babilónicos”.

10 Pero, ¿no difieren considerablemente la noción babilónica de lo que sucede tras la muerte y el concepto egipcio, persa y griego? Tomemos como ejemplo la Epopeya de Gilgamés. El anciano héroe de este poema babilónico, Gilgamés, angustiado por la realidad de la muerte, parte en busca de la inmortalidad, pero no la halla. Una mesonera que conoce en el viaje incluso le anima a aprovechar al máximo su vida, pues no va a encontrar la eternidad que persigue. La moraleja de la epopeya es que la muerte es inevitable y que la esperanza de la inmortalidad es una ilusión. ¿No indicaría esto que los babilonios no creían en el más allá?

11 El profesor Morris Jastrow, hijo, de la Universidad de Pensilvania (E.U.A.), escribió: “Ni el pueblo ni los principales pensadores religiosos [de Babilonia] se plantearon jamás la posibilidad de que se aniquilara totalmente lo que había llegado a existir. La muerte [a su modo de ver] era un pasaje a otra clase de vida, y la negación de la inmortalidad únicamente recalcaba la imposibilidad de eludir la muerte y el consiguiente cambio de existencia”. En efecto, los babilonios también creían que después de la muerte continuaba alguna clase de vida. Una manifestación de esta creencia era su costumbre de enterrar objetos junto a los muertos para que los utilizaran en el más allá.

12 Está claro que la enseñanza de la inmortalidad del alma se remonta a la antigua Babilonia. Según la Biblia, libro que se caracteriza por su exactitud histórica, la ciudad de Babel, o Babilonia, fue fundada por Nemrod, un bisnieto de Noé. Después del diluvio universal del tiempo de Noé, solo existía un idioma y una religión. Al fundar la ciudad y edificar una torre en ella, Nemrod dio inicio a otra religión. El relato bíblico muestra que tras la confusión de lenguas que tuvo lugar en Babel, los frustrados constructores de la torre se dispersaron para comenzar una vida nueva, y se llevaron consigo su religión (Génesis 10:6-10; 11:4-9). Así se esparcieron por toda la faz de la Tierra las enseñanzas religiosas babilónicas.

13 Según la tradición, Nemrod sufrió una muerte violenta. Era de esperarse que después de su muerte los babilonios lo tuviesen en gran estima por haber sido el fundador, edificador y primer rey de su ciudad. Como al dios Marduk (Merodac) se le consideraba el fundador de Babilonia, algunos eruditos piensan que se trata de una deificación de Nemrod. Si así es, la idea de que el hombre tiene un alma que pervive después de la muerte, debe haber sido común al menos para las fechas en las que murió Nemrod. En cualquier caso, las páginas de la historia revelan que, después del Diluvio, la enseñanza de la inmortalidad del alma nació en Babel, o Babilonia.

14 Pero, ¿cómo llegó a ser una doctrina fundamental de la mayoría de las religiones actuales? En la siguiente sección se analiza su penetración en las religiones orientales.

[Notas]

Las abreviaturas a.E.C. y E.C. significan, respectivamente, “antes de la era común” y “era común”, períodos a menudo designados a.C. (“antes de Cristo”) y d.C. (“después de Cristo”).

En Tell el-Amarna se hallan las ruinas de la ciudad egipcia de Akhetatón, construida probablemente en el siglo XIV a.E.C.

Véase La Biblia... ¿la Palabra de Dios, o palabra del hombre?, páginas 37-54, editado por Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.

13 ¿Podemos encontrar respuestas fidedignas y satisfactorias a estas preguntas? Sí. En las siguientes páginas se contestarán estas preguntas y otras más. En primer lugar, veamos cómo nació la doctrina de la inmortalidad del alma.

**************Parte 1**********************

¿De veras se interesa Dios por nosotros?

PUEDE que en algún momento de la vida usted se haya preguntado: ‘Si hay un Dios que de veras se interesa por nosotros, ¿por qué permite tanto sufrimiento?’. Todos hemos experimentado el sufrimiento o hemos conocido a alguien que lo ha hecho.

2 Sí, por toda la historia la gente ha experimentado dolor y angustia debido a guerras, crueldades, el delito, la injusticia, la pobreza y la muerte de personas amadas. En tan solo nuestro siglo XX las guerras han causado la muerte a más de 100.000.000 de personas. Otros centenares de millones han sufrido lesiones o han perdido hogares y posesiones. En nuestro tiempo, muchísimos sucesos espantosos han causado gran dolor, mucho llanto y desesperanza a innumerables personas.

3 Amargadas, algunas personas opinan que, si hay un Dios, en realidad no se interesa por nosotros. O quizás piensen que no hay ningún Dios. Por ejemplo, un hombre que por razones raciales experimentó persecuciones que le causaron la pérdida de sus amigos y miembros de su familia durante la I Guerra Mundial preguntó: “¿Dónde estaba Dios cuando lo necesitábamos?”. Otro, que sobrevivió al asesinato de millones de personas por los nazis durante la II Guerra Mundial, se afligió tanto por el sufrimiento que vio que dijo: “Si alguien me lamiera el corazón se envenenaría”.

4 Como se ve, son muchas las personas que no pueden entender por qué un Dios bueno permitiría que ocurrieran cosas malas. Dudan que de veras le interesemos, o que siquiera exista. Y muchas creen que el sufrimiento siempre será parte de la existencia humana.

******************Parte 2*********************

Una Tierra sin sufrimientos

SIN embargo, por toda la Tierra hay millones de personas que tienen un punto de vista totalmente diferente. Prevén un futuro maravilloso para la humanidad. Dicen que aquí mismo en la Tierra pronto habrá un mundo completamente libre de iniquidad y sufrimiento. Confían en que pronto se eliminará lo que es malo y se establecerá un mundo enteramente nuevo. ¡Hasta dicen que los cimientos de ese nuevo mundo se están colocando ahora mismo!

2 Estas personas creen que en el nuevo mundo no habrá guerras, crueldades, delito, injusticia ni pobreza. Será un mundo donde no habrá enfermedades, dolor ni llanto; ni siquiera habrá muerte. En aquel tiempo la gente adelantará hacia la perfección y vivirá para siempre en felicidad en un paraíso terrestre. Sí, ¡los que han muerto hasta serán resucitados y tendrán la oportunidad de vivir para siempre!

3 ¿Es solo un sueño esta vista del futuro, solo una ilusión? No; de ninguna manera. Se funda en una fe cimentada firmemente en el hecho de que es inevitable que ese Paraíso venga. (Hebreos 11:1.) ¿Por qué hay tanta seguridad de esto? Porque el Creador omnipotente del universo lo ha prometido.

4 Sobre las promesas de Dios la Biblia dice: “Ni una sola palabra de todas las buenas palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una sola palabra de ellas ha fallado”. “Dios no es hombre para que diga mentiras [...] ¿Lo ha dicho él mismo, y acaso no lo hará, y ha hablado, y no lo llevará a cabo?” “Jehová de los ejércitos ha jurado, y dicho: ‘De seguro tal como he calculado, así tiene que suceder; y tal como he aconsejado, eso es lo que se realizará’.” (Josué 23:14; Números 23:19; Isaías 14:24.)

5 Sin embargo, si Dios se proponía establecer un paraíso terrestre donde no hubiera sufrimiento, ¿por qué, para empezar, permitió que sucedieran cosas malas? ¿Por qué ha esperado 6.000 años hasta ahora para corregir lo que está mal? ¿No pudieran indicar todos esos siglos de sufrimiento que en realidad Dios no se interesa por nosotros, o hasta que él no existe?

***********Parte 3*******************

Por qué ha permitido Dios el sufrimiento

¿QUÉ pasó? ¿Qué sucedió que echó a perder el excelente comienzo que Dios había dado a nuestros primeros padres en el Paraíso de Edén? ¿Por qué, en lugar de la paz y armonía que existía en el Paraíso, ha habido iniquidad y sufrimiento por miles de años?

2 Esto se debió a que Adán y Eva emplearon mal su libre albedrío. No consideraron el hecho de que no se les había creado de modo que prosperaran sin tomar en cuenta a Dios y sus leyes. Decidieron independizarse de Dios, creyendo que así les iría mejor. Esto los llevó a salirse de los límites que Dios había marcado para su libre albedrío. (Génesis, capítulo 3.)

La cuestión de la soberanía universal

3 ¿Por qué no optó Dios por sencillamente destruir a Adán y Eva y empezar de nuevo con otra pareja humana? Porque se había planteado un desafío a su soberanía universal, es decir, a su derecho inalienable de gobernar.

4 La cuestión era: ¿Quién tiene derecho a gobernar, y quién gobierna como es debido? El que Dios sea todopoderoso y el Creador de toda criatura le da el derecho de gobernarlas. Puesto que es omnisciente, su gobernación es la mejor para todas sus criaturas. Pero ahora se había presentado un desafío a la gobernación de Dios. Además, ¿había algo malo en el hombre como creación de él? Más adelante examinaremos la conexión de este asunto con la cuestión de la integridad humana.

5 Había otra cuestión conectada con el hecho de que el hombre se independizara de Dios, y era esta: ¿Les iría mejor a los humanos si Dios no los gobernara? Por supuesto, el Creador sabía la respuesta a esa pregunta, pero una manera segura de hacer que los humanos la descubrieran era permitiéndoles tener la libertad total que deseaban. Ellos escogieron por voluntad propia aquel proceder, así que Dios lo permitió.

6 Al dar a los humanos suficiente tiempo para hacer experimentos con la libertad total, Dios haría que quedara resuelto para siempre el asunto de qué sería mejor: si la gobernación divina o que el hombre se gobernara a sí mismo. Y el tiempo que se diera tendría que ser lo suficientemente largo como para permitir que los humanos alcanzaran lo que considerarían la cumbre de sus logros políticos, industriales, científicos y médicos.

7 Por lo tanto, Dios le ha dado al hombre rienda suelta hasta nuestros mismos días para que muestre sin lugar a dudas si acaso es verdad que puede gobernarse con éxito en independencia de Dios. Así el hombre ha podido escoger entre la bondad y la crueldad, entre el amor y el odio, entre la justicia y la injusticia. Pero también ha tenido que afrontar las consecuencias de su selección: bondad y paz o iniquidad y sufrimiento.

La rebelión de criaturas espirituales

8 Tenemos que considerar otro factor. Nuestros padres originales no fueron los únicos que se rebelaron contra la gobernación de Dios. Pero ¿quiénes más existían en aquel tiempo? Espíritus, criaturas espirituales. Antes de que Dios creara a los humanos, había creado una forma de vida superior, grandes cantidades de ángeles que habían de vivir en la región celestial. Ellos también fueron creados con libre albedrío y con la necesidad de someterse a la gobernación de Dios. (Job 38:7; Salmo 104:4; Revelación 5:11.)

9 La Biblia muestra que originalmente la rebelión estalló en la región celestial. Un espíritu, una criatura celestial, quiso libertad absoluta. Hasta quiso que las criaturas humanas lo adoraran. (Mateo 4:8, 9.) Este espíritu rebelde contribuyó por su influencia a la rebelión de Adán y Eva, cuando hizo la falsa alegación de que Dios les estaba negando algo bueno. (Génesis 3:1-5.) Por eso se le llama Diablo (Calumniador) y Satanás (Adversario). Tiempo después este indujo a otras criaturas espirituales a rebelarse. A estos se les llegó a conocer como demonios. (Deuteronomio 32:17; Revelación 12:9; 16:14.)

10 Cuando los humanos se rebelaron contra Dios, se entregaron a la influencia de Satanás y sus demonios. Por eso la Biblia llama a Satanás “el dios de este sistema de cosas”, quien “ha cegado las mentes de los incrédulos”. Por lo tanto, la Palabra de Dios dice que “el mundo entero yace en el poder del inicuo”. Jesús mismo llamó a Satanás “el gobernante de este mundo”. (2 Corintios 4:4; 1 Juan 5:19; Juan 12:31.)

Dos cuestiones

11 Satanás planteó otra cuestión en su desafío a Dios. En realidad acusó a Dios de haberse equivocado al crear a los humanos como lo había hecho, y dio a entender que nadie haría lo correcto si se le sometía a presión. De hecho, afirmó que, si se ponía a prueba a los humanos, estos hasta maldecirían a Dios. (Job 2:1-5.) Satanás puso así en duda la integridad de la creación humana.

12 Por lo tanto, Dios permitió suficiente tiempo como para que toda criatura inteligente viera cómo se resolvería esta cuestión, así como la cuestión de la soberanía de Dios. (Compárese con Éxodo 9:16.) Lo que con el tiempo sucedería en la historia humana revelaría la verdad en cuanto a estas dos cuestiones.

13 Ante todo, ¿qué revelaría el tiempo acerca de la cuestión de la soberanía universal, lo correcto de la gobernación de Dios? ¿Podrían los humanos gobernarse a sí mismos mejor de lo que lo puede hacer Dios? ¿Podría cualquier sistema de gobernación humana en independencia de Dios introducir un mundo feliz, libre de guerras, delito e injusticia? ¿Sería posible que alguno de estos gobiernos eliminara la pobreza y suministrara prosperidad para todos? ¿Podría cualquiera de ellos vencer las enfermedades, la vejez y la muerte? La gobernación divina podía hacer todo aquello. (Génesis 1:26-31.)

14 En cuanto a la segunda cuestión, ¿qué revelaría el tiempo acerca de la valía de la creación humana? ¿Había cometido Dios un error al crear a la humanidad como lo había hecho? ¿Haría cualquiera de ellos lo correcto si se le sometía a prueba? ¿Habría quienes prefirieran la gobernación divina a la gobernación humana independiente?

¿Qué resultado ha tenido la rebelión?

EN CUANTO a la cuestión del derecho de Dios a gobernar, ¿qué resultado han tenido todos estos siglos de gobernación humana en independencia de Dios? ¿Han probado los humanos que sean mejores gobernantes que Dios? Si juzgamos por el registro histórico de lo inhumano que ha sido el hombre con su semejante, de seguro no es así.

2 Cuando nuestros primeros padres rechazaron la gobernación de Dios, las consecuencias fueron desastrosas. Se acarrearon sufrimiento a sí mismos y causaron sufrimiento a toda la familia humana que vino de ellos. Y solo podían culparse a sí mismos. La Palabra de Dios dice: “Han obrado ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él; el defecto es de ellos mismos”. (Deuteronomio 32:5.)

3 La historia ha manifestado lo correcto de la advertencia de Dios a Adán y Eva en el sentido de que si violaban las estipulaciones divinas sufrirían deterioro y con el tiempo morirían. (Génesis 2:17; 3:19.) Ellos se desentendieron de la gobernación divina, y con el tiempo experimentaron deterioro y murieron.

4 Lo que experimentó después toda su prole fue lo que explica Romanos 5:12: “Por medio de un solo hombre [Adán, el cabeza de la familia humana,] el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres”. Así pues, cuando nuestros primeros padres se rebelaron contra la superintendencia de Dios se hicieron pecadores defectuosos. En conformidad con las leyes de la genética, solo podían pasar a su prole la imperfección que fue resultado de su rebelión. Por eso, todos hemos nacido defectuosos, enfermizos y encaminados a la muerte.

5 Han pasado muchos siglos. Han surgido y caído imperios. Se ha hecho el ensayo de todo tipo concebible de gobierno. Sin embargo, vez tras vez la familia humana ha experimentado grandes calamidades. Después de 6.000 años, se esperaría que los humanos hubieran progresado hasta el punto de establecer paz, justicia y prosperidad por toda la Tierra, y que para este tiempo habrían hecho suyos los valores positivos de la bondad, la compasión y la cooperación.

6 Sin embargo, la realidad es precisamente lo opuesto. Ningún tipo de gobierno ideado por el hombre ha traído verdadera paz y prosperidad para todos. En tan solo este siglo XX se ha asesinado sistemáticamente a millones de personas como víctimas del nazismo y se ha dado muerte a más de 100.000.000 en guerras. En nuestros tiempos, debido a la intolerancia y las diferencias políticas, se ha torturado, asesinado y aprisionado a una cantidad innumerable de personas.

La situación hoy

7 Además, considere la condición general de la familia humana hoy día. Cunden el delito y la violencia. El abuso de las drogas es epidémico. Hay una pandemia de enfermedades de transmisión sexual. Millones de personas han adquirido el temible SIDA. Cada año, decenas de millones mueren de hambre o debido a enfermedades, mientras que unos cuantos son extremadamente acaudalados. La gente contamina y saquea la Tierra. La vida familiar y los valores morales han experimentado deterioro en todas partes. La vida de hoy realmente refleja la indeseable gobernación del ‘dios de este mundo’, Satanás. El mundo del cual él es amo es un mundo desamorado, cruel y totalmente corrupto. (2 Corintios 4:4.)

8 Dios ha permitido suficiente tiempo para que los humanos alcancen la cumbre de su progreso científico y material. Pero ¿hay progreso genuino cuando el arco y la flecha han sido reemplazados con ametralladoras, tanques, bombarderos de rápido vuelo y misiles nucleares? ¿Hay adelanto cuando la gente puede viajar al espacio sideral pero no puede vivir junta en paz en la Tierra? ¿Hay progreso cuando la gente teme andar por las calles de noche, o hasta de día en algunos lugares?

Lo que ha mostrado el tiempo

9 Lo que han probado los siglos que han pasado es que los humanos no pueden dirigir sus propios pasos con éxito en independencia de la gobernación divina. Eso es tan imposible para ellos como vivir sin comer, beber y respirar. Está claro este hecho: Es tan seguro que se nos diseñó para depender de la guía de nuestro Creador como que se nos creó para depender del alimento, el agua y el aire.

10 Al permitir la iniquidad, Dios ha demostrado de una vez por todas los lamentables resultados de abusar del libre albedrío. Y este es un don tan precioso que, en vez de privar de él a los humanos, Dios les ha permitido percatarse de lo que significa usarlo indebidamente. La Palabra de Dios expresa la verdad cuando dice: “No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”. También dice la verdad cuando afirma: “El hombre ha dominado al hombre para perjuicio suyo”. (Jeremías 10:23; Eclesiastés 8:9.)

11 El que Dios haya permitido la gobernación humana por 6.000 años ilustra contundentemente que el hombre no puede acabar con el sufrimiento. En ningún tiempo ha logrado hacer eso. Por ejemplo, en sus días el rey Salomón de Israel, con toda su sabiduría, caudal y poder, no pudo corregir el dolor que era resultado de la gobernación humana. (Eclesiastés 4:1-3.) De manera similar, en nuestros tiempos los líderes mundiales, aunque equipados con los últimos adelantos técnicos, no pueden eliminar el sufrimiento. Peor todavía, la historia atestigua que los humanos en independencia de Dios han aumentado el sufrimiento en vez de eliminarlo.

La previsión de Dios

12 El que Dios haya permitido el sufrimiento ha significado penalidad para nosotros. Pero él ha mostrado previsión pues sabe que con el tiempo los resultados serán buenos. Lo que Dios tiene presente no beneficiará a sus criaturas por solo unos cuantos años, ni por solo unos miles de años, sino por millones de años, sí, por toda la eternidad.

13 Si alguna vez en el futuro sucediera que alguien usara mal su libre albedrío para poner en cuestión el modo de actuar de Dios, no sería necesario otorgar a esa persona tiempo para que tratara de probar sus puntos de vista. Al haber permitido a los rebeldes miles de años, Dios ha establecido un precedente legal que puede aplicarse por toda la eternidad en cualquier lugar del universo.

14 Debido a que Jehová ha permitido la iniquidad y el sufrimiento ahora, se habrá probado de lleno que nada que esté fuera de armonía con él puede prosperar. Se habrá demostrado más allá de toda duda que ningún proyecto independiente ideado por hombres o por criaturas espirituales puede redundar en beneficios duraderos. Por lo tanto, Dios entonces estará plenamente justificado para aplastar sin dilación a cualquier rebelde. “A todos los inicuos los aniquilará.” (Salmo 145:20; Romanos 3:4.)

Adelanta el cumplimiento del Propósito de Dios

POR muchos siglos, la gobernación de hombres y demonios en rebeldía ha estado arrastrando consigo hacia el desastre a la familia humana. Sin embargo, Dios no ha pasado por alto nuestros sufrimientos. Más bien, durante todos los siglos ha estado dando pasos para liberar a los humanos del dominio de la iniquidad y el sufrimiento.

2 Cuando surgió la rebelión en Edén, Dios empezó a revelar su propósito de formar un gobierno que haría de esta Tierra un hogar paradisíaco para la gente. (Génesis 3:15.) Más tarde, Jesús, como vocero principal de Dios, hizo de este venidero gobierno de Dios el tema de su enseñanza. Dijo que sería la única esperanza de la humanidad. (Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10; 12:21.)

3 Jesús llamó a ese gobierno venidero “el reino de los cielos”, puesto que regiría desde el cielo. (Mateo 4:17.) También lo llamó “el reino de Dios”, ya que Dios sería su Autor. (Lucas 17:20.) A través de los siglos Dios inspiró a ciertos hombres para que pusieran por escrito profecías acerca de los que compondrían aquel gobierno y lo que este lograría.

El nuevo Rey de la Tierra

4 Fue Jesús quien, hace casi 2.000 años, cumplió las muchas profecías acerca del que sería Rey del Reino de Dios. Resultó ser el Escogido de Dios para Gobernante de aquel gobierno celestial que regiría sobre la humanidad. Y después de su muerte Jesús fue resucitado por Dios para que viviera en el cielo como poderosa criatura celestial con inmortalidad. Hubo muchos testigos de su resurrección. (Hechos 4:10; 9:1-9; Romanos 1:1-4; 1 Corintios 15:3-8.)

5 Jesús entonces “se sentó a la diestra de Dios”. (Hebreos 10:12.) Allí esperó el momento en que Dios le daría el poder para actuar como Rey del Reino celestial de Dios. Esto cumplió la profecía de Salmo 110:1, donde Dios le dice: “Siéntate a mi diestra hasta que coloque a tus enemigos como banquillo para tus pies”.

6 Mientras estuvo en la Tierra, Jesús mostró que satisfacía los requisitos para ocupar tal puesto. A pesar de la persecución, escogió mantenerse íntegro a Dios. Al hacer eso, mostró que Satanás había mentido cuando afirmó que ningún humano sería fiel a Dios si se le sometía a prueba. Jesús, un hombre perfecto, el ‘segundo Adán’, mostró que Dios no se había equivocado cuando creó a humanos perfectos. (1 Corintios 15:22, 45; Mateo 4:1-11.)

7 ¿Qué gobernante ha efectuado alguna vez tanto bien como Jesús en los pocos años de su ministerio? Con el poder que recibió por el espíritu santo de Dios, Jesús sanó a los enfermos, los lisiados, los ciegos, los sordos, los mudos. ¡Hasta levantó a muertos! Demostró en pequeña escala lo que haría para la humanidad en escala mundial cuando adquiriera el poder del Reino. (Mateo 15:30, 31; Lucas 7:11-16.)

8 Tanto bien hizo Jesús mientras estuvo en la Tierra que su discípulo Juan dijo: “Hay, de hecho, muchas otras cosas también que Jesús hizo, que, si se escribieran alguna vez en todo detalle, supongo que el mundo mismo no podría contener los rollos que se escribieran”. (Juan 21:25.)

9 Jesús era bondadoso y compasivo, y amaba mucho a la gente. Ayudaba a los pobres y a los oprimidos, pero no manifestaba discriminación contra los acaudalados o encumbrados. Las personas de corazón sincero respondieron a esta amorosa invitación de Jesús: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”. (Mateo 11:28-30.) Muchísimas personas que temían a Dios acudían a él y anhelaban su gobernación. (Juan 12:19.)

Gobernantes asociados

10 Tal como en los gobiernos humanos hay administradores asociados, los hay en el Reino celestial de Dios. Con Jesús, otros gobernarán sobre la Tierra, pues él prometió a asociados íntimos suyos que ellos reinarían con él sobre la humanidad. (Juan 14:2, 3; Revelación 5:10; 20:6.)

11 Por lo tanto, junto con Jesús se resucita también a la vida celestial a una cantidad limitada de humanos. Estos componen el Reino de Dios que traerá bendiciones eternas a la humanidad. (2 Corintios 4:14; Revelación 14:1-3.) Como vemos, a través de las edades Jehová ha colocado los cimientos para una gobernación que traerá bendiciones eternas a la familia humana.

El fin de la gobernación independiente

12 En este siglo Dios ha intervenido directamente en los asuntos de la Tierra. Como se considerará en la Parte 9 de este folleto, la profecía bíblica muestra que el Reino de Dios bajo Cristo fue establecido en 1914 y ahora está por aplastar a todo el sistema de Satanás. Ese Reino está listo para ‘ir sojuzgando en medio de los enemigos de Cristo’. (Salmo 110:2.)

13 A este respecto la profecía de Daniel 2:44 dice: “En tiempo de estos reyes [ahora existentes], el Dios del cielo hará surgir [en el cielo] un reino que jamás será destruido, y este reino no pasará a otro pueblo [nunca jamás se permitirá de nuevo la gobernación humana]. [El Reino de Dios] pulverizará y aniquilará a todos estos reinos, y él subsistirá eternamente” (Biblia de Jerusalén).

14 Al eliminarse toda gobernación en independencia de Dios, el Reino de Dios tendrá dominio completo sobre la Tierra. Y porque el Reino gobierna desde el cielo, nunca puede ser corrompido por humanos. El poder gubernativo estará donde estaba originalmente, a saber, en el cielo, en manos de Dios. Y puesto que la gobernación divina tendrá el dominio de toda la Tierra, ya nadie será engañado por las religiones falsas, las filosofías humanas ni las teorías políticas insatisfactorias. No se permitirá que exista ninguna de esas cosas. (Mateo 7:15-23; Revelación, capítulos 17 a 19 inclusive.)

[Nota a pie de página]

Para una consideración completa de la vida de Jesús, véase el libro El hombre más grande de todos los tiempos, publicado en 1991 por la Sociedad Watchtower

Cómo sabemos que estamos en “los últimos días”

¿CÓMO podemos estar seguros de que vivimos en el tiempo en que el Reino de Dios entrará en acción contra el sistema de gobernación humana de hoy? ¿Cómo podemos saber que estamos muy cerca del tiempo en que Dios pondrá fin a toda la iniquidad y el sufrimiento?

2 Los discípulos de Jesucristo querían tener esa información. Le preguntaron cuál sería “la señal” de su presencia en el poder del Reino y “de la conclusión del sistema de cosas”. (Mateo 24:3.) Jesús contestó dando los detalles de acontecimientos y condiciones de trascendencia mundial que, combinados, mostrarían que la humanidad habría entrado en “el tiempo del fin”, “los últimos días” de este sistema de cosas. (Daniel 11:40; 2 Timoteo 3:1.) ¿Hemos visto esa señal compuesta nosotros los de este siglo? Sí, ¡muy claramente!

Guerras mundiales

3 Jesús predijo que ‘se levantaría nación contra nación y reino contra reino’. (Mateo 24:7.) En 1914 el mundo se envolvió en una guerra en la que naciones y reinos fueron movilizados de manera diferente de como lo habían sido hasta entonces en las guerras. Los historiadores de aquel tiempo reconocieron ese hecho, y llamaron a aquel conflicto la Gran Guerra. Fue la primera guerra de su tipo en la historia, la primera guerra mundial. Unos 20.000.000 de soldados y civiles perdieron la vida, muchos más que en cualquier guerra anterior.

4 La I Guerra Mundial señaló el comienzo de los últimos días. Jesús dijo que estos y otros sucesos serían “principio de dolores de angustia”. (Mateo 24:8.) Así fue, pues la II Guerra Mundial fue más mortífera aún, un conflicto en que unos 50.000.000 de soldados y ciudadanos comunes perdieron la vida. En este siglo XX, más de 100.000.000 de personas han muerto en conflictos bélicos, ¡más de cuatro veces la cantidad de los que murieron en guerras en los 400 años anteriores! ¡Qué tremenda condenación de los esfuerzos del hombre por gobernarse a sí mismo!

Otras pruebas

5 Jesús dio otros rasgos de los últimos días: “Habrá grandes terremotos, y en un lugar tras otro pestes [epidemias] y escaseces de alimento”. (Lucas 21:11.) Eso cuadra muy bien con todo lo ocurrido desde 1914, pues ha habido un aumento tremendo en las angustias causadas por esas calamidades.

6 Con regularidad ocurren grandes terremotos que causan muchas muertes. Tan solo la gripe española mató a unos 20.000.000 de personas después de la I Guerra Mundial; algunos cálculos son de 30.000.000 o más. El SIDA ha causado centenares de miles de muertes y pudiera causar millones más en el futuro cercano. Cada año mueren millones de personas por enfermedades cardíacas, cáncer y otras aflicciones. Otros millones mueren lentamente de hambre. Sin duda los ‘jinetes del Apocalipsis’, con sus guerras, escaseces de alimento y epidemias, han segado gran cantidad de vidas en la familia humana desde 1914. (Revelación 6:3-8.)

7 Jesús también predijo el aumento de la delincuencia y el crimen que se ve en todos los países. Dijo: “Por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte”. (Mateo 24:12.)

8 Además, la profecía bíblica predijo la decadencia moral tan obvia por todo el mundo hoy: “En los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin autodominio, feroces, sin amor del bien, traicioneros, testarudos, hinchados de orgullo, amadores de placeres más bien que amadores de Dios, teniendo una forma de devoción piadosa, pero resultando falsos a su poder [...] Los hombres inicuos e impostores avanzarán de mal en peor”. (2 Timoteo 3:1-13.) Todo eso se ha realizado ante nuestros mismos ojos.

Otro factor

9 Hay otro factor que explica por qué ha aumentado tanto el sufrimiento en este siglo. Coincidiendo con el comienzo de los últimos días en 1914, algo sucedió que puso a la humanidad en peligro aún mayor. En aquel tiempo, como lo relata una profecía del último libro de la Biblia, “estalló guerra en el cielo: Miguel [Cristo con poder celestial] y sus ángeles combatieron con el dragón [Satanás], y el dragón y sus ángeles [los demonios] combatieron, pero este no prevaleció, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. De modo que hacia abajo fue arrojado el gran dragón, la serpiente original, el que es llamado Diablo y Satanás, que está extraviando a toda la tierra habitada; fue arrojado abajo a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados abajo con él”. (Revelación 12:7-9.)

10 ¿Cuáles fueron las consecuencias de esto para la familia humana? La profecía pasa a decir: “¡Ay de la tierra y del mar!, porque el Diablo ha descendido a ustedes, teniendo gran cólera, sabiendo que tiene un corto espacio de tiempo”. Sí, Satanás sabe que el fin del sistema que él controla está cerca, de modo que hace cuanto puede para poner a los humanos en contra de Dios antes de que él y su mundo sean suprimidos. (Revelación 12:12; 20:1-3.) ¡Qué degradación manifiestan esas criaturas por haber dado mal uso a su libre albedrío! ¡Qué terribles condiciones ha habido en la Tierra bajo su influencia, especialmente desde 1914!

11 No es extraño que, sobre nuestro tiempo, Jesús predijera: “Sobre la tierra angustia de naciones, por no conocer la salida [...] Los hombres desmayan por el temor y la expectación de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”. (Lucas 21:25, 26.)

Se acerca el fin de la gobernación humana y demoníaca

12 ¿Cuántas profecías quedan por cumplirse antes de que Dios destruya el sistema actual? ¡Muy pocas! Una de las últimas se encuentra en 1 Tesalonicenses 5:3, que dice: “Cuando estén diciendo ‘hay paz y seguridad’, entonces les caerá encima de imprevisto el exterminio” (Nueva Biblia Española). Esto muestra que el fin de este sistema empieza “cuando estén diciendo”. Sin que el mundo lo prevea, la destrucción azotará cuando menos se espere, cuando la atención de los humanos esté en su paz y seguridad esperada.

13 Se le está acabando el tiempo a este mundo bajo la influencia de Satanás. Pronto terminará en medio de una tribulación de la cual Jesús dijo: “Entonces habrá gran tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder”. (Mateo 24:21.)

14 La “gran tribulación” culminará en la guerra de Dios, Armagedón. El profeta Daniel dijo que en ese tiempo Dios “triturará y pondrá fin a todos estos reinos”. Eso significará el fin de toda gobernación humana actual en independencia de Dios. Desde el cielo, la gobernación del Reino ejercerá completo control sobre los asuntos humanos. Daniel predijo que a “ningún otro pueblo” se le dejará jamás la autoridad de gobernar. (Daniel 2:44; Revelación 16:14-16.)

15 En ese tiempo también cesará toda la influencia de Satanás y los demonios. Se suprimirá a esas criaturas celestiales rebeldes para que no puedan ‘extraviar más a las naciones’. (Revelación 12:9; 20:1-3.) Se les ha sentenciado a muerte y les espera la destrucción. ¡Qué alivio sentirá la humanidad cuando se vea libre de su vil influencia!

¿Quiénes sobrevivirán?, ¿quiénes no?

16 Cuando los juicios de Dios se ejecuten sobre este mundo, ¿quiénes sobrevivirán?, ¿quiénes no? La Biblia muestra que los que desean la gobernación de Dios recibirán protección y sobrevivirán. Los que no desean la gobernación de Dios no serán protegidos, sino que se les destruirá junto con el mundo de Satanás.

17 Proverbios 2:21, 22 dice: “Los rectos [los que se someten a la gobernación divina] son los que residirán en la tierra, y los exentos de culpa son los que quedarán en ella. En cuanto a los inicuos [los que no se someten a la gobernación divina], serán cortados de la mismísima tierra; y en cuanto a los traicioneros, serán arrancados de ella”.

18 También Salmo 37:10, 11 dice: “Solo un poco más de tiempo, y el inicuo ya no será [...] Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz”. El versículo 29 añade: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”.

19 Debemos tomar en serio el consejo de Salmo 37:34, que dice: “Espera en Jehová y guarda su camino, y él te ensalzará para tomar posesión de la tierra. Cuando los inicuos sean cortados, tú lo verás”. Los versículos 37 y 38 dicen: “Vigila al exento de culpa y mantén a la vista al recto, porque el futuro de ese hombre será pacífico. Pero los transgresores mismos ciertamente serán aniquilados juntos; el futuro de los inicuos verdaderamente será cortado”.

20 ¡Qué consolador, sí, qué animador es saber que en realidad Dios se interesa por nosotros, y que él pronto acabará con toda la iniquidad y el sufrimiento! ¡Qué emocionante es saber que falta poco tiempo para el cumplimiento de esas gloriosas profecías!

El maravilloso nuevo mundo hecho por Dios

DESPUÉS de la limpieza que Dios hará mediante la guerra de Armagedón, ¿qué podemos esperar? Entonces empezará una gloriosa nueva era. Los sobrevivientes del Armagedón, que habrán probado ya su lealtad a la gobernación divina, serán introducidos en un nuevo mundo. ¡Qué emocionante nuevo período de la historia será ese, mientras desde Dios fluyen maravillosos beneficios a la familia humana!

2 Bajo la dirección del Reino de Dios, los sobrevivientes empezarán a producir un paraíso. Emplearán sus energías en actividades altruistas que beneficiarán a todos los que entonces vivan. Se empezará a hacer de la Tierra un hogar hermoso, apacible, satisfaciente para la humanidad.

La justicia reemplaza a la iniquidad

3 Todo esto será posible debido a que el mundo de Satanás habrá sido destruido. Ya no existirá la influencia divisiva de las religiones falsas, los sistemas sociales ni los gobiernos. Ya no habrá propaganda satánica para engañar a la gente; todos los organismos que la producen desaparecerán con el sistema de Satanás. Imagínese eso: ¡toda la venenosa atmósfera del mundo de Satanás eliminada! ¡Qué alivio significará eso!

4 Entonces las ideas destructivas de la gobernación humana serán reemplazadas por la enseñanza edificante que viene de Dios. “Todos tus hijos serán personas enseñadas por Jehová.” (Isaías 54:13.) Al impartirse año tras año esta sana instrucción, “la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”. (Isaías 11:9.) La gente ya no aprenderá lo malo, pues “justicia es lo que los habitantes de la tierra productiva ciertamente aprenden”. (Isaías 26:9.) Regirán los pensamientos y las acciones edificantes. (Hechos 17:31; Filipenses 4:8.)

5 Así que no habrá más asesinatos, violencia, ultrajes sexuales, asaltos ni delitos de otra índole. Nadie tendrá que sufrir por las iniquidades de otros. Proverbios 10:30 dice: “En cuanto al justo, hasta tiempo indefinido no se le hará trastabillar; pero en cuanto a los inicuos, no seguirán residiendo en la tierra”.

Restauración de la salud perfecta

6 En el nuevo mundo se desharán todos los malos efectos de la rebelión original. Por ejemplo, la gobernación del Reino eliminará las enfermedades y la vejez. Hoy, aun cuando uno disfruta hasta cierto grado de buena salud, la dura realidad es que a medida que uno envejece la vista se le oscurece, los dientes se le deterioran, el oído se le embota, la piel se le arruga, los órganos internos empiezan a fallarle, y finalmente uno muere.

7 Sin embargo, pronto esos efectos angustiosos que heredamos de nuestros primeros padres serán cosas del pasado. ¿Recuerda usted lo que demostró Jesús acerca de la salud mientras estuvo en la Tierra? La Biblia nos da este relato: “Se le acercaron grandes muchedumbres, teniendo consigo personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas, y muchas en otras condiciones, y casi se las tiraron a los pies, y él las curó; de modo que la muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían”. (Mateo 15:30, 31.)

8 ¡Cuánta felicidad habrá en el nuevo mundo cuando nos veamos libres de toda dolencia! Nunca más nos atormentará el sufrimiento que es resultado de la mala salud. “Ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo’.” “En aquel tiempo los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría.” (Isaías 33:24; 35:5, 6.)

9 ¿Verdad que será emocionante para uno despertar cada mañana sabiendo que ahora disfruta de excelente salud? ¿Verdad que será agradable para las personas de edad avanzada saber que se les ha devuelto el pleno vigor de la juventud y que alcanzarán la perfección de que disfrutaron originalmente Adán y Eva? La promesa bíblica es: “Que su carne se haga más fresca que en la juventud; que vuelva a los días de su vigor juvenil”. (Job 33:25.) ¡Qué deleite será librarse de las ayudas para la vista o para la audición, de las muletas, las sillas de ruedas y las medicinas! Nunca más habrá necesidad de hospitales, médicos ni dentistas.

10 Las personas que tengan tan vigorosa salud no querrán morir. Y eso no tendrá que pasarles, porque ya la humanidad no estará dominada por la imperfección heredada ni la muerte. Cristo “tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada”. “El don que Dios da es vida eterna.” (1 Corintios 15:25, 26; Romanos 6:23; véase también Isaías 25:8.)

11 Resumiendo los beneficios procedentes de un Dios a quien le importa la familia humana en el Paraíso, el último libro de la Biblia dice: “Y [Dios] limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:3, 4.)

Regresan los muertos

12 Las obras de Jesús fueron más allá de curar a los enfermos y hacer andar, sanados, a los cojos. También levantó de la muerte a algunas personas. Así demostró el maravilloso poder de efectuar resurrecciones que Dios le había dado. ¿Recuerda la ocasión en que Jesús fue a la casa de un hombre cuya hija había muerto? Jesús dijo a la muerta: “Jovencita, te digo: ¡Levántate!”. ¿Con qué resultado? “Inmediatamente la jovencita se levantó y echó a andar.” Los que vieron aquello “estuvieron fuera de sí con gran éxtasis”. ¡Difícilmente podían controlar su felicidad! (Marcos 5:41, 42; véase también Lucas 7:11-16; Juan 11:1-45.)

13 En el nuevo mundo “va a haber resurrección así de justos como de injustos”. (Hechos 24:15.) En ese tiempo Jesús usará el poder que Dios le ha dado para levantar a los muertos porque, como dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que ejerce fe en mí, aunque muera, llegará a vivir”. (Juan 11:25.) También dijo: “Todos los que están en las tumbas conmemorativas [en la memoria de Dios] oirán su voz [la de Jesús] y saldrán”. (Juan 5:28, 29.)

14 ¡Grande será el gozo que habrá por toda la Tierra cuando grupo tras grupo de personas que han muerto vuelvan a la vida para unirse a sus amados! Ya no se publicarán listas de difuntos para tristeza de los que les sobreviven. En vez de eso, bien puede ser que haya precisamente lo contrario: anuncios sobre personas recién resucitadas, para gozo de los que las amaron. Por eso, ¡no habrá más funerales, piras, crematorios ni cementerios!

Un mundo verdaderamente pacífico

15 Habrá verdadera paz en todo aspecto de la vida. Las guerras, sus promotores y la fabricación de armas serán cosas del pasado. ¿Por qué? Porque los intereses nacionales, tribuales y raciales que causan división desaparecerán. Entonces, en el sentido más pleno, “no alzarán espada, nación contra nación, ni aprenderán más la guerra”. (Miqueas 4:3.)

16 Esto quizás parezca sorprendente en vista de la sangrienta historia de guerrear constante del hombre. Pero eso se ha debido a que la humanidad ha estado bajo gobernación humana y demoníaca. En el nuevo mundo, bajo la gobernación del Reino, esto es lo que sucederá: “Vengan, contemplen las actividades de Jehová [...] Hace cesar las guerras hasta la extremidad de la tierra. Quiebra el arco y verdaderamente corta en pedazos la lanza; quema los carruajes [de guerra] en el fuego”. (Salmo 46:8, 9.)

17 También habrá paz entre el hombre y las bestias, como la que había en Edén. (Génesis 1:28; 2:19.) Dios dice: “Para ellos ciertamente celebraré un pacto en aquel día con relación a la bestia salvaje del campo y con la criatura voladora de los cielos y la cosa del suelo que se arrastra, y [...] sí haré que se acuesten en seguridad”. (Oseas 2:18.)

18 ¿Cuánta paz habrá? “El lobo realmente morará por un tiempo con el cordero, y el leopardo mismo se echará con el cabrito, y el becerro y el leoncillo crinado y el animal bien alimentado todos juntos; y un simple muchachito será guía sobre ellos.” Nunca más serán los animales una amenaza para el hombre ni para sí mismos. ¡Hasta “el león comerá paja justamente como el toro”! (Isaías 11:6-9; 65:25.)

La Tierra convertida en un paraíso

19 Toda la Tierra será convertida en un hogar paradisíaco para la humanidad. Por eso Jesús pudo hacer esta promesa a un hombre que creyó en él: “Estarás conmigo en el Paraíso”. La Biblia dice: “El desierto y la región árida se alborozarán, y la llanura desértica estará gozosa, y florecerá como el azafrán. [...] Pues en el desierto habrán brotado aguas, y torrentes en la llanura desértica”. (Lucas 23:43; Isaías 35:1, 6.)

20 Bajo el Reino de Dios el hambre no volverá jamás a afligir a millones de personas. “Llegará a haber abundancia de grano en la tierra; en la cima de las montañas habrá sobreabundancia.” “El árbol del campo tendrá que dar su fruto, y la tierra misma dará su producto, y realmente resultarán estar en su suelo en seguridad.” (Salmo 72:16; Ezequiel 34:27.)

21 Ya no habrá pobreza, gente sin hogar, barrios bajos ni vecindarios donde reine el crimen. “Ciertamente edificarán casas, y las ocuparán; y ciertamente plantarán viñas y comerán su fruto. No edificarán y otro lo ocupará; no plantarán y otro lo comerá.” “Realmente se sentarán, cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá nadie que los haga temblar.” (Isaías 65:21, 22; Miqueas 4:4.)

22 En el Paraíso los humanos serán bendecidos con todas estas cosas, y con más. Salmo 145:16 dice: “[Tú, Dios,] estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente”. No en balde la profecía bíblica declara: “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. [...] Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella”. (Salmo 37:11, 29.)

Se reparará el mal pasado

23 El Reino de Dios reparará todo el daño que se le ha causado a la familia humana durante los pasados 6.000 años. Los gozos de ese tiempo más que compensarán por cualquier sufrimiento que la gente haya experimentado. La vida no será perturbada por malos recuerdos del sufrimiento anterior. Los pensamientos y las actividades edificantes, que serán parte de la vida cotidiana de la gente, borrarán gradualmente los recuerdos dolorosos.

24 El Dios que se interesa por nosotros declara: “Voy a crear nuevos cielos [un nuevo gobierno celestial sobre la humanidad] y una nueva tierra [una sociedad humana justa]; y las cosas anteriores no serán recordadas, ni subirán al corazón. Pero alborócense y estén gozosos para siempre en lo que voy a crear”. “Toda la tierra ha entrado en descanso, ha quedado libre de disturbio. La gente se ha puesto alegre con clamores gozosos.” (Isaías 14:7; 65:17, 18.)

25 De modo que por medio de su Reino Dios cambiará por completo la mala situación que tanto tiempo ha durado. Por toda la eternidad mostrará lo mucho que se interesa por nosotros cuando nos dé bendiciones que compensarán de sobra cualquier daño recibido en el pasado. Las dificultades anteriores que hayamos experimentado serán entonces simplemente un recuerdo vago, si acaso quisiéramos recordarlas.

26 De ese modo Dios nos pagará con bien el sufrimiento que hayamos aguantado en este mundo. Él sabe que no se nos puede culpar por haber nacido imperfectos, pues la imperfección nos vino por herencia de nuestros primeros padres. No ha sido culpa nuestra haber nacido en un mundo satánico, porque si Adán y Eva hubieran sido fieles, no habríamos nacido en tal mundo, sino en un paraíso. Por lo tanto, por su gran compasión, Dios nos compensará de sobra por el mal pasado que se nos impuso.

27 En el nuevo mundo la humanidad experimentará la libertad que se predijo en Romanos 8:21, 22: “La creación misma también será libertada de la esclavitud a la corrupción y tendrá la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación sigue gimiendo juntamente y estando en dolor juntamente hasta ahora”. La gente verá entonces el cumplimiento pleno de la oración: “Venga tu reino. Efectúese tu voluntad, como en el cielo, también sobre la tierra”. (Mateo 6:10.) Las maravillosas condiciones de la Tierra paradisíaca reflejarán las condiciones del cielo.

Se van formando los cimientos del nuevo mundo

LO QUE también es maravilloso es que los cimientos del nuevo mundo de Dios se están formando ahora mismo, mientras degenera el viejo mundo de Satanás. Ante nuestros propios ojos Dios está juntando a personas de todas las naciones y formando con ellas los cimientos de una nueva sociedad terrestre que pronto reemplazará al mundo desunido de hoy. En la Biblia, en 2 Pedro 3:13, se llama a esta nueva sociedad “una nueva tierra”.

2 La profecía bíblica también dice: “En la parte final de los días [el tiempo en que vivimos] [...] muchos pueblos ciertamente irán y dirán: ‘Vengan, y subamos a la montaña de Jehová [su adoración verdadera], [...] y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en sus sendas’ ”. (Isaías 2:2, 3.)

3 Esa profecía se cumple hoy entre los que se someten ‘a los caminos de Dios y andan en sus sendas’. El último libro de la Biblia dice que esta sociedad internacional que ama la paz es “una gran muchedumbre [...] de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas”, una verdadera hermandad mundial que rinde servicio unido a Dios. Y la Biblia dice además: “Estos son los que salen de la gran tribulación”. Esto quiere decir que sobrevivirán al fin de este malvado sistema de cosas. (Revelación 7:9, 14; Mateo 24:3.)

Una verdadera hermandad internacional

4 Millones de testigos de Jehová se esfuerzan sinceramente por vivir en conformidad con las instrucciones y los caminos de Dios. Cifran su esperanza de vida eterna en el nuevo mundo de Dios. Al obedecer las leyes de Dios en su vida cotidiana, le muestran que están dispuestos a someterse tanto ahora como en el nuevo mundo a su manera de gobernar. Por todas partes, prescindiendo de su nacionalidad o raza, obedecen las mismas normas: las que Dios estipula en su Palabra. Por eso son una verdadera hermandad internacional, una sociedad del nuevo mundo hecha por Dios. (Isaías 54:13; Mateo 22:37, 38; Juan 15:9, 14.)

5 Los testigos de Jehová no se atribuyen el mérito por ser una singular hermandad mundial. Saben que esto se debe a que el poderoso espíritu de Dios funciona en las personas que se someten a las leyes divinas. (Hechos 5:29, 32; Gálatas 5:22, 23.) Dios lo ha hecho. Como dijo Jesús, “las cosas que son imposibles para los hombres son posibles para Dios”. (Lucas 18:27.) Así que el Dios que hizo posible el universo perdurable es el que también hace posible la perdurable sociedad del nuevo mundo.

6 Por lo tanto, el modo de gobernar de Jehová en el nuevo mundo ya se puede ver por lo que él está produciendo en los cimientos para el nuevo mundo que está formando ahora. Y lo que él ha hecho con sus Testigos es, en cierto sentido, un milagro moderno. ¿Por qué? Porque ha hecho de los testigos de Jehová una verdadera hermandad mundial, una que nunca podrá ser desbaratada por divisivos intereses nacionales, raciales o religiosos. Aunque hay millones de Testigos, y viven en más de 200 países, están enlazados inquebrantablemente en su unión. Esta maravillosa hermandad, singular en toda la historia, es ciertamente un milagro moderno... la obra de Dios. (Isaías 43:10, 11, 21; Hechos 10:34, 35; Gálatas 3:28.)

Cómo identificar al pueblo de Dios

7 ¿De qué otra manera se puede determinar quiénes forman el pueblo que Dios usa como los cimientos para su nuevo mundo? Pues bien, ¿quiénes cumplen las palabras de Jesús en Juan 13:34, 35? Él dijo: “Les doy un nuevo mandamiento: que se amen unos a otros; así como yo los he amado, que ustedes también se amen los unos a los otros. En esto todos conocerán que ustedes son mis discípulos, si tienen amor entre sí”. Los testigos de Jehová creen las palabras de Jesús y obran en conformidad con ellas. Como manda la Palabra de Dios, ‘tienen amor intenso unos para con otros’. (1 Pedro 4:8.) ‘Se visten de amor, porque es un vínculo perfecto de unión.’ (Colosenses 3:14.) De modo que el amor fraternal es el “adherente” o el “pegamento” que los mantiene unidos por todo el mundo.

8 Además, 1 Juan 3:10-12 dice: “Los hijos de Dios y los hijos del Diablo se hacen evidentes por este hecho: Todo el que no se ocupa en la justicia no se origina de Dios, tampoco el que no ama a su hermano. Porque este es el mensaje que ustedes han oído desde el principio, que debemos tener amor unos para con otros; no como Caín, que se originó del inicuo y degolló a su hermano”. Como vemos, el pueblo de Dios es una hermandad mundial que no practica la violencia.

Otro rasgo identificador

9 Hay otra manera de identificar a los siervos de Dios. En su profecía acerca del fin del mundo, Jesús mencionó muchos sucesos que indicarían que estos tiempos son los últimos días. (Véase la Parte 9.) Un rasgo fundamental de esta profecía se da en sus palabras registradas en Mateo 24:14: “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.

10 ¿Hemos visto cumplirse esa profecía? Sí. Desde el comienzo de los últimos días en 1914, los testigos de Jehová han predicado las buenas nuevas del Reino de Dios por todo el mundo como ordenó Jesús, es decir, en los hogares de la gente. (Mateo 10:7, 12; Hechos 20:20.) Millones de Testigos visitan a personas de toda nación para hablarles acerca del nuevo mundo. Como resultado de esto usted ha recibido este folleto, pues la obra de los testigos de Jehová incluye la impresión y distribución de miles de millones de piezas de literatura acerca del Reino de Dios. ¿Sabe usted de otros que prediquen el Reino de Dios de casa en casa por todo el mundo? Y Marcos 13:10 muestra que esta obra de predicar y enseñar tiene que hacerse “primero”, antes de que venga el fin.

Respuesta a la segunda gran cuestión

11 Al someterse a las leyes y principios de Dios los testigos de Jehová logran algo más. Muestran que Satanás mintió cuando afirmó que los humanos no podrían ser fieles a Dios si se les sometía a prueba, respondiendo así a la segunda gran cuestión, que incluye la integridad humana. (Job 2:1-5.) Como un cuerpo unido, la sociedad de millones de Testigos de todas las naciones demuestra lealtad a la gobernación de Dios. Aunque son humanos imperfectos, a pesar de la presión satánica sostienen el lado de Dios en la cuestión de la soberanía universal.

12 Hoy estos millones de testigos de Jehová añaden su testimonio al de una larga línea de otros testigos del pasado que demostraron lealtad a Dios. Algunos de estos fueron Abel, Noé, Job, Abrahán, Sara, Isaac, Jacob, Débora, Rut, David y Daniel, para solo mencionar a algunos. (Hebreos, capítulo 11.) Estos, como dice la Biblia, son una ‘gran nube de testigos fieles’. (Hebreos 12:1.) Estos y otros, entre ellos los discípulos de Jesús, se mantuvieron íntegros a Dios. Y Jesús mismo dio el mayor ejemplo por su integridad perfecta.

13 Esto prueba que es cierto lo que Jesús dijo a los líderes religiosos acerca de Satanás: “Pero ahora procuran matarme, un hombre que les ha dicho la verdad que oí de parte de Dios. [...] Ustedes proceden de su padre el Diablo, y quieren hacer los deseos de su padre. Ese era homicida cuando principió, y no permaneció firme en la verdad, porque la verdad no está en él. Cuando habla la mentira, habla según su propia disposición, porque es mentiroso y el padre de la mentira”. (Juan 8:40, 44.)

¿Qué escoge usted?

14 Los cimientos del nuevo mundo que ahora forma Dios en la sociedad internacional de los testigos de Jehová se van haciendo cada vez más firmes. Cada año centenares de miles de personas usan su libre albedrío, sobre la base del conocimiento exacto, para aceptar la gobernación divina. Llegan a ser parte de la sociedad del nuevo mundo, sostienen el lado de Dios en la cuestión de la soberanía universal, y prueban que Satanás es un mentiroso.

15 Al escoger la gobernación divina, satisfacen los requisitos para ser colocados a la “derecha” de Cristo mientras él efectúa una separación entre “las ovejas” y “las cabras”. En su profecía sobre los últimos días Jesús predijo: “Todas las naciones serán reunidas delante de él, y separará a la gente unos de otros, así como el pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha, pero las cabras a su izquierda”. Las ovejas son personas humildes que se asocian con los hermanos de Cristo y los apoyan, sometiéndose así a la gobernación divina. Las cabras son personas tercas que rechazan a los hermanos de Cristo y no dan ningún apoyo a la gobernación divina. ¿Qué resultado tiene esto? Jesús dijo: “Estos [las cabras] partirán al cortamiento eterno, pero los justos [las ovejas] a la vida eterna”. (Mateo 25:31-46.)

16 Sí, ¡Dios se interesa por nosotros! Muy pronto él proveerá un deleitable paraíso terrestre. ¿Quisiera usted vivir en ese Paraíso? Si así es, muestre que aprecia las provisiones de Jehová por aprender acerca de él y actuar en conformidad con lo que aprende. “Busquen a Jehová mientras pueda ser hallado. Clamen a él mientras resulte estar cerca. Deje el inicuo su camino, y el hombre dañino sus pensamientos; y regrese a Jehová, quien tendrá misericordia de él.” (Isaías 55:6, 7.)

17 No hay tiempo que perder. Muy pronto terminará este viejo sistema de cosas. La Palabra de Dios aconseja: “No estén amando ni al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él [...] Además, el mundo va pasando, y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (1 Juan 2:15-17.)

18 Ahora el pueblo de Dios está recibiendo educación para la vida eterna en el nuevo mundo. Están aprendiendo las aptitudes —espirituales y de otra índole— que se necesitan para producir un paraíso. Lo instamos a escoger a Dios como Gobernante y apoyar la obra salvadora de vidas que por dirección de él se efectúa por toda la Tierra hoy. Estudie la Biblia con los testigos de Jehová, y llegue a conocer al Dios que realmente se interesa en usted y que pondrá fin al sufrimiento. De esa manera usted también puede llegar a ser parte de los cimientos del nuevo mundo. Así podrá esperar con confianza obtener el favor de Dios y vivir para siempre en ese maravilloso nuevo mundo.

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